Cuarta unidad - Fluidez en la lectura

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Fluidez[editar | editar código]

La habilidad de fluidez en la lectura, engloba en realidad tres destrezas, significa leer con la precisión, la velocidad y con la expresión o entonación correctas.

  1. La precisión es la exactitud al leer, se refiere a la identificación correcta de las palabras que están en el texto.
  2. La velocidad es la cantidad de palabras que se leen en un determinado tiempo.
  3. La fluidez refleja el dominio del conocimiento de las letras y el conocimiento fonémico y facilita la comprensión. La expresión o entonación involucra el volumen, dicción, pausas de acuerdo al tipo de texto.

La fluidez es la capacidad de leer un texto con exactitud y rapidez. Cuando se lee con fluidez, se pueden reconocer las palabras automáticamente. Se pueden agrupar las palabras rápidamente para que el lector logre darle sentido a lo que lee.

Una persona que lee con fluidez en voz alta, lo hace con expresión y sin ningún esfuerzo. Cuando lee, lo hace con naturalidad, como si estuviera hablando. Los lectores que todavía no han desarrollado fluidez en la lectura leen despacio, palabra por palabra. Su lectura oral es cortada y lenta.

La fluidez es importante porque constituye un puente entre el reconocimiento de las palabras y la comprensión. Dado que los que leen con fluidez no tienen que concentrarse en la decodificación de las palabras, se pueden concentrar en lo que significa el texto. Pueden hacer una conexión entre las ideas del texto y entre el texto y sus conocimientos anteriores. En otras palabras, las personas que leen con fluidez reconocen las palabras y comprenden al mismo tiempo. Los lectores con menos fluidez, sin embargo, deben centrar su atención en dilucidar las palabras, lo cual les deja poca atención para comprender el texto.

La fluidez se desarrolla gradualmente, a lo largo de mucho tiempo y mediante mucha práctica. En la etapa más temprana del desarrollo de la lectura, la lectura oral de los alumnos es lenta y difícil porque los alumnos apenas están aprendiendo a descifrar el código, es decir asignar sonidos a las letras y mezclar los sonidos de las letras para formar palabras.

Aun cuando los alumnos reconozcan muchas palabras en forma automática, es posible que no pongan expresión en su lectura y que ésta no sea fluida. Para leer con expresión, un lector debe poder dividir el texto en trozos que tengan significado. Estos trozos incluyen frases y cláusulas. Los lectores deben saber cuándo hacer las pausas apropiadas dentro de las oraciones y al final de ellas, y cuando cambiar el énfasis y el tono.

La fluidez no es sólo una etapa del desarrollo en el que los lectores pueden leer todas las palabras rápida y fácilmente. La fluidez cambia y depende de lo que las personas leen, su familiaridad con las palabras y la práctica que tengan leyendo los textos. Aun los lectores más experimentados pueden leer en una forma lenta y trabajosa mientras leen textos con muchas palabras desconocidas o sobre temas que no conocen.

Aunque algunos lectores puedan reconocer las palabras automáticamente, ya sea que estén solas o en una lista, posiblemente no puedan leer las mismas palabras con fluidez cuando éstas aparecen en oraciones con más texto alrededor. El reconocimiento instantáneo o automático es una competencia necesaria, pero no suficiente. Es posible que los alumnos que pueden leer palabras aisladas con rapidez no puedan trasladar esta “velocidad y precisión” en forma automática a un texto corrido. Es importante que los alumnos aprendan y practiquen su fluidez en un texto ligado. Los alumnos que leen y releen pasajes en forma oral, recibiendo orientación y/o retroalimentación, logran leer mejor. La lectura oral en forma repetida mejora considerablemente el reconocimiento de las palabras, la velocidad y la precisión, así como la fluidez.[1]

La lectura oral guiada es uno de los métodos más efectivos para apoyar la fluidez en la lectura, por ejemplo, un adulto o compañero que sabe leer mejor hace una demostración de cómo se lee un texto con buena velocidad, con precisión y con la expresión adecuada. Luego, el alumno que todavía no lee con fluidez vuelve a leer el mismo texto varias veces, primero en forma silenciosa y luego en voz alta. Esto se puede hacer en una sola clase o a lo largo de días consecutivos.

Además de la lectura oral guiada, hay otras estrategias que pueden elegirse para variar la forma en que ayudan a sus alumnos a desarrollar su fluidez al leer. Entre ellas están:

  1. Lectura silenciosa independiente en forma frecuente.
  2. Enseñanza de vocabulario, centrándose en palabras que los alumnos pueden encontrar frecuentemente.
  3. Lectura en coro, una actividad para toda la clase, en la cual los alumnos leen juntos en voz alta.
  4. Lectura en eco, una actividad de toda la clase en la cual el docente lee una oración en voz alta y los alumnos inmediatamente la repiten, es decir, hacen “eco” de la lectura oral del docente.
  5. Teatro del lector, en la cual los alumnos leen un texto (normalmente un guión) y vuelven a leer el guión muchas veces para prepararse a actuar lo que leyeron.

La fluidez se puede practicar a la vez que se enseñan otras competencias lectoras (como vocabulario o comprensión). La fluidez es una competencia que puede practicarse todos los días y toma sólo unos cuantos minutos. Por ejemplo, puede empezar y terminar la clase cada día leyendo un texto en voz alta y luego pidiéndoles que hagan una lectura en coro o en eco. Puede usar el mismo texto varios días. La lectura repetida de un texto le puede ayudar a sus alumnos a desarrollar su fluidez.

Evaluación de la fluidez lectora[editar | editar código]

La evaluación de los tres componentes de la fluidez en la lectura es muy sencilla:

  1. Para evaluar la precisión, puede pedirle al alumno que lea un texto corto y contar el

número de errores que cometió en cada 100 palabras.

  1. Para evaluar el ritmo o velocidad de la lectura, mida con el reloj la cantidad de palabras

que un alumno puede leer en 1 minuto.

  1. Para evaluar la expresión al leer, observe al alumno mientras lee un texto para constatar

si usa el énfasis, el tono y la expresión apropiados.

Para evaluar la fluidez en la lectura, es importante establecer primero qué grado de precisión y rapidez debe tener un niño cuando lee, de acuerdo a su edad.

Según la Guía docente para la comprensión lectora, la fluidez lectora se mide en la lectura oral. Se toma en cuenta el número de palabras leídas correctamente.

Los pasos recomendados son los siguientes:

  1. Proporcione al alumno un texto apropiado a su nivel de aprendizaje. Esto se puede realizar, por ejemplo, con alguna lectura del libro de texto de cualquier área curricular.
  2. Pídale al alumno que lea en voz alta el texto proporcionado.
  3. Mientras el alumno lee, ayudándose de una copia del texto, vaya identificando los errores en la lectura, tales como aumentar letras o sílabas, cambiarlas o suprimirlas.
  4. Calcule el total de palabras que leyó la o el alumno. Para ello, reste del total de palabras que logró leer, la cantidad de palabras leídas incorrectamente. Por ejemplo, si el texto tiene 70 palabras y la o el alumno leyó mal 12 palabras: aumentó sílabas, las cambió, las suprimió, etc., el total real de palabras leídas es de 58.
Tabla para medir la Fluidez de la Lectura en la Primaria[2]
Grado Palabras por minuto (PPM)
Primero
40
Segundo
60
Tercero
80
Cuarto
110
Quinto
124
Sexto
134

Al planificar clases que fomenten la fluidez en la lectura es importante seleccionar textos que tienen una extensión apropiada y un nivel de dificultad adecuado para sus alumnos. Los mejores textos para desarrollar la fluidez en la lectura son de una extensión media y contienen un vocabulario que se encuentra con mucha frecuencia o son palabras comunes que los alumnos ya conocen.

Los textos más apropiados para evaluar la fluidez en la lectura son los textos cortos cuyas oraciones estén conectadas (y no simplemente una lista de oraciones) y que contengan un vocabulario que sus alumnos ya conozcan. Los textos deben tener entre 100 y 200 palabras. Puede seleccionar cualquier tipo de género (narrativo o informativo). Los alumnos deberían poder leer estos textos solos, es decir que ya pueden leer de un 95 a un 100 por ciento del vocabulario que contiene el texto. Por supuesto, sería preferible que escogieran un texto que resulte interesante para sus alumnos, para que se sientan motivados a leerlo.

La frecuencia con que se evalúa la fluidez en la lectura en sus alumnos dependerá, en parte, del propósito que tenga dicha evaluación. ¿Quiere saber si una actividad específica mejoró la fluidez lectora de sus alumnos? En este caso, tal vez sería conveniente que evaluara la fluidez más frecuentemente; tal vez cada mes. ¿Quiere saber si la fluidez lectora de sus alumnos está mejorando durante el año académico? En ese caso, es conveniente evaluar la fluidez en momentos claves del año escolar, por ejemplo, al principio, a la mitad y al final del ciclo escolar.

Para llevar un buen control del progreso logrado por sus alumnos, puede usar el Cuadro de Control (Vea las páginas 14, 15 y 16). Recuerde siempre anotar la fecha de la observación, con el fin de darle seguimiento al progreso de la fluidez lectora de sus alumnos a lo largo del tiempo. Debido a que la selección del texto que usará para evaluar la fluidez es tan importante, también es una buena idea anotar el nombre del texto que usa en cada evaluación de la fluidez en la lectura. Es muy probable que usted empiece a escoger textos con mayor dificultad a medida que el alumno vaya mejorando su fluidez para leer.

Sugerencia de un programa semanal para las actividades de fluidez en la lectura con un solo texto a lo largo de una semana.

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes
El docente hace una demostración de cómo se lee un texto con fluidez. El docente y los alumnos hacen una lectura de eco con el texto. El docente y los alumnos hacen una lectura en coro con el texto. Las parejas de alumnos se leen el cuento uno al otro. El docente o un alumno voluntario lee el cuento en voz alta.

Actividades para practicar o evaluar la fluidez en la lectura[editar | editar código]

Ejemplos de técnicas didácticas y evaluación formativa para uso de los docentes[editar | editar código]

Competencia lectora Ejemplos de técnicas didácticas Ejemplos para evaluación formativa
Fluidez en la lectura
  • Modelado de lectura con fluidez por parte del docente
  • Lectura oral guiada
  • Lectura silenciosa independiente
  • Lectura repetida
  • Lectura en pares (incluyendo pares con habilidad mixta, en las cuales el alumno con habilidades sobresalientes modela la fluidez para el alumno con menos habilidades).
  • Entregue a un niño un texto y pídale que lo lea en voz alta; monitoree su velocidad, precisión y prosodia (expresión).
  • Recuerde hacer uso de los criterios de evaluación formativa correspondientes a su grado que están en la segunda unidad de esta guía.
  • Utilice el cuadro de control para llevar el registro del avance de cada uno de sus estudiantes.
¡Enriquezca estos ejemplos con sus experiencias como docente!

Notas[editar | editar código]

  1. Put Reading First: The research building blocks for teaching children to read, (La lectura en primer lugar: Los elementos esenciales para enseñarle a leer al niño), Instituto Nacional para la lectoescritura de los Estados Unidos, 3a edición.
  2. Fuente: Universidad La Punta, Argentina.

Capacidad o destreza para hacer algo bien o con facilidad.

(En lectura). Capacidad de leer un texto con entonación, ritmo, precisión y velocidad adecuada. El propósito de desarrollar la fluidez es lograr que la decodificación sea automática, para facilitar la comprensión.

(En escritura). Se refiere a la automatización de los movimientos de escritura. Si el estudiante escribe con fluidez puede concentrarse en la producción de textos.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

El género es un conjunto de valores, creencias e ideas sobre los comportamientos y actividades que en una determinada cultura son adecuados para las mujeres y los que son adecuados para los hombres, es decir, su identificación con la femineidad y con la masculinidad.

Narración de las acciones que les suceden a unos personajes en un espacio y un tiempo determinados.

En el continuo de coaching es el rol de ser muy directo y enseñar, mostrar, guiar, etc.