Sexta unidad - Uso del idioma materno en el salón de clases

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Los niños deben tener competencia lingüística –tanto en su propia lengua materna como en el idioma de instrucción– para alcanzar el éxito en la escuela y la vida. Es la base para aprender bien y tener éxito en la escuela. Ya sea para seguir las instrucciones orales de los docentes, para leer el contenido escrito en el pizarrón o en sus libros, o para responder a las preguntas que les hacen en la clase (ya sea oralmente o por escrito), la facilidad de manejar el idioma es un factor clave que determina la capacidad de los niños para aprender, sentirse motivados y seguir adelante con su educación.

Los niños no llegan a la escuela sin competencias lingüísticas. Todos ellos han tenido experiencias anteriores –desde edad muy temprana, han tenido experiencias con su primer idioma, también llamado su lengua materna – las cuales pueden aprovechar cuando empiezan su educación formal. Éste es el idioma que han escuchado todo el tiempo mientras crecían, el idioma en el que aprendieron a hablar, y el idioma en que su familia se ha comunicado con ellos. Este es el idioma en el que se basa la mayor parte de su comprensión conceptual, su vocabulario y sus conocimientos básicos. Éste también es el idioma que deben utilizar continuamente para desarrollar mejor su capacidad para comunicarse, para interactuar con los demás y aprender nuevos conocimientos. Los docentes deben estar en capacidad de ayudar a los niños a aprovechar esas primeras destrezas lingüísticas cuando les enseñen a leer en el aula.

Además, debemos tener cuidado de no asumir que las competencias lingüísticas de los niños en su primer idioma ya están completamente desarrolladas y formadas cuando llegan a la escuela. Mediante estudios recientes sobre la adquisición y el aprendizaje de un idioma se ha demostrado que, si bien los niños pueden adquirir destrezas de conversación básicas en un idioma en alrededor de dos años, será necesario un mínimo de cinco a siete años más de apoyo y exposición sostenidos en ese idioma para aprender nuevos conceptos o procesar bien la nueva información en ese idioma. Esto quiere decir que desde que introducimos a un niño a un nuevo idioma, debemos darle oportunidades para que siga desarrollando el uso de su primer idioma, ya que eso facilitará el aprendizaje de niveles más complejos de competencias y conocimientos. Éste es el proceso “aditivo” que propician los modelos de educación plurilingüe para tender un puente hacia el aprendizaje de un nuevo idioma. Se le denomina aditivo porque los niños no dejan de aprender su primer idioma del todo, sino que agregan un nuevo idioma –con la ayuda de las nuevas competencias que adquieren desarrollando continuamente su primer idioma. El resultado final: alumnos que son plurilingües y tienen competencias lectoescritoras en dos o más idiomas y que pueden usar ambos idiomas para leer y aprender.

Sin embargo, no todos los niños llegan a la escuela comprendiendo y hablando el idioma de instrucción. El idioma de instrucción es el idioma en el que están escritos los currículos, en el que se publican los libros de texto, en el que se capacita a los docentes, y en el que se efectúan las pruebas estandarizadas. Generalmente, el idioma de instrucción es el idioma nacional, el idioma utilizado en los documentos legales y en las transacciones oficiales. En el caso de Guatemala, el idioma español.

Los niños que están leyendo en un idioma que no es su idioma materno, necesitarán mucho más apoyo para comprender las ideas que se presentan en el texto escrito en su segunda lengua. Los docentes deberán enseñar las diferencias explícitamente para evitar cualquier confusión. El uso de imágenes y gestos, la representación del cuento y la explicación de palabras desconocidas son algunas de las estrategias que tendrá que utilizar un docente para facilitar la comprensión de textos escritos en un segundo idioma.

La buena noticia es que las competencias en la lectura y la escritura sólo deben aprenderse una vez. Las competencias lectoras (Ej.: Saber que la letra impresa tiene significado; comprender la dirección en que se leen los textos; aprender las estrategias para vocalizar las palabras y las estrategias para usar pistas del contexto para entender el significado, etc.) que se aprenden una vez en un idioma, se pueden transferir a otro idioma. En otras palabras, un niño no necesita volver a aprender el proceso completo de la lectura en un nuevo idioma. Sencillamente, deberá aplicar las competencias que ya aprendió en su idioma cuando empiece a leer en el nuevo idioma.

Debemos tener consciencia de que la comprensión de lectura depende en gran medida de la habilidad que tengan los niños para comprender el idioma en el que está escrito el texto, la riqueza de su vocabulario en ese idioma y su familiaridad con la estructura de dicho idioma. En Guatemala, un país plurilingüe, es importante ayudar a los niños a comprender las diferencias entre las diferentes letras de cada idioma y cuándo se deben usar. Debido a que existen normas distintas que se aplican a la lectura/ escritura de estos idiomas, los docentes también deben señalar estas normas a los niños.[1]

Al momento de llevar a cabo los ejercicios sugeridos en esta guía, asegúrese de cambiar los ejemplos que aparecen por palabras que sean apropiadas al idioma de sus alumnos. También piense en los distintos sonidos, tonos y normas de su idioma; ¿hay sonidos que los niños puedan confundir? ¿Hay sonidos que son similares pero que pueden representarse por letras distintas dependiendo de la palabra?

Tome nota de estos aspectos que pueden presentar alguna dificultad para los niños cuando están aprendiendo a leer y piensen en formas en las que se pueden explicar estos aspectos para evitar las confusiones y ayudar a los niños a dominar la lectura.

Averigüe si el Ministerio de Educación cuenta con una lista de las palabras que se usan con mayor frecuencia en el idioma o idiomas de instrucción de su país. Si ya hay una, la puede usar para elaborar sus propios textos para practicar la lectura. Si no hay una lista de las palabras más frecuentes, trate de elaborar una en cooperación con sus colegas, escribiendo las palabras que aparecen más frecuentemente en los libros de texto de su grado.

Cuando trabaje vocabulario con los alumnos, considere el idioma o idiomas que usan para enseñarles a los niños. ¿Existen familias de palabras en esos idiomas? ¿Existen palabras raíces que, cuando se combinan con otras letras o palabras se crean nuevas palabras que comparten significados relacionados? ¿Hay prefijos y sufijos en su idioma que señalan un significado específico o que pueden darles a los niños pistas sobre el vocabulario?

Para asegurar la comprensión de un texto en el idioma de instrucción, es útil pedir a los alumnos que hagan un resumen del texto o respondan preguntas sobre el texto en su propio idioma primero. El haber trabajado primero en su idioma materno, le dará la seguridad de que domina la información y le ayudará a expresarse mejor en su segunda lengua.

Los docentes deben evaluar las destrezas de lectura en ambos idiomas, ya que los niños podrían progresar a un ritmo distinto en cada idioma.

En relación a la elaboración de materiales de lectura, es conveniente elaborar materiales impresos tanto en la lengua materna de los niños como en el segundo idioma, en el caso de Guatemala, en español. Al momento de hacer este material, debe tomarse en cuenta que es mejor no combinar los dos idiomas en una página u hoja. Si quieren enseñarles a los niños la palabra que corresponde a un objeto en los dos idiomas, puede usar 2 hojas distintas o escribir la palabra en un idioma en la parte de enfrente de una hoja y la palabra en el otro idioma en la parte de atrás.

Estrategias y actividades sugeridas para apoyar el uso de la lengua materna en el aula[editar | editar código]

  1. Trabaje con los miembros de la comunidad. Seleccione y capacite a unos cuantos miembros de la comunidad que dominen el idioma materno de los alumnos y que puedan apoyarle como auxiliares en el aula o como asistentes de enseñanza-aprendizaje. Ellos estimularán la conversación, la escucha, la lectura y la escritura entre los niños. También pueden aportar cuentos, tradiciones y música propios de la comunidad local y trabajar con el docente y ayudar a los niños a comprender un segundo idioma. Anime a la gente para establecer un programa en el cual los adultos, los niños mayores y los más pequeños se reúnan para hablar, contar cuentos, jugar juegos, tocar música, comunicarse y aprender en su idioma. Es decir hablar, escuchar, pensar, leer y escribir en su lengua materna.
  2. Fomente la lectura y la escritura. Pida a padres de familia y a la comunidad que escriban la mayor cantidad de material que puedan en el idioma local –por ejemplo: cuentos o información sobre matemática y ciencia, etc. Anime a los niños para que escriban en el idioma local y recoja sus trabajos para usarlos en sus clases. Busque materiales en los idiomas locales.
  3. Use el idioma de los niños para comunicarse, dar instrucciones y aumentar la comprensión. Si los docentes hablan el primer idioma de los niños, lo deberían usar lo más que puedan durante toda la jornada escolar para conversar, dar instrucciones y presentar el contenido curricular. En los lugares donde los niños usen sólo un idioma fuera de la escuela, no trate de cambiar rápidamente de un idioma a otro. A medida que las destrezas lingüísticas de los niños se desarrollan, será más fácil incrementar el uso del segundo idioma y agregar un mayor contenido en ese idioma.
  4. Anime a los niños para que hablen y desarrollen su primer idioma a lo largo de su vida escolar. A los niños se les debe animar para que utilicen su primer idioma y generen tantas estructuras como sea posible en él durante toda su vida escolar. Esto se puede apoyar aun cuando el docente no sepa el idioma de los niños (por medio del trabajo en grupo, por ejemplo), y aun cuando los alumnos de una clase hablen varios idiomas, agrupando a los niños con otros niños que hablan el mismo idioma para las actividades claves. Haga preguntas que requieran que los niños den información detallada en oraciones o que expresen opiniones o ideas complejas –en vez de sólo hacer preguntas que requieran respuestas cortas o de una sola palabra. Anime a los niños para que se pregunten unos a otros, pidiendo información detallada y sus opiniones y experiencias. Pídale a los niños que se cuenten unos a otros lo que están estudiando, y que hablen sobre los objetos y personas de su vida diaria. Pídale a los niños que describan imágenes conocidas y objetos en detalle y que expresen sus opiniones, experiencias y sentimientos acerca de ellos. Esto le ayudará a los niños a desarrollar un mayor vocabulario, mayores estructuras lingüísticas e ideas, lo cual significa que podrán aprender un segundo idioma relacionado con esas ideas en una forma más efectiva y podrán aprender mucho mejor.
  5. Planifique llevar la cultura de los niños a la escuela tanto como sea posible. La valoración y el uso de la cultura de los niños y el idioma que los niños usan en el hogar es muy importante para mejorar la confianza y la facilidad para aprender en los niños. Ello debiera incluir el uso de cuentos tradicionales, ilustraciones, conocimientos naturales y prácticos, y música.[2]

Notas[editar | editar código]

  1. Adaptado de Phonemic Awareness in Young Children [El conocimiento fonémico en los niños pequeños], 1998.
  2. Steps Towards Learning: A guide to overcoming language barriers in children’s education. (Pasos hacia el aprendizaje: Una guía para superar las barreras en la educación de los niños). Save the Children, 2009.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Narración de las acciones que les suceden a unos personajes en un espacio y un tiempo determinados.

Proceso mecánico mediante el cual se aprende a representar palabras y oraciones con la claridad necesaria para que puedan ser leídas por alguien que tenga el mismo código lingüístico. La escritura es la representación gráfica de nuestro lenguaje.

Capacidad o destreza para hacer algo bien o con facilidad.

Las “promesas” que los miembros de un equipo hacen uno al otro sobre su comportamiento.

En el continuo de coaching es el rol de ser muy directo y enseñar, mostrar, guiar, etc.

Es un documento funcional, generalmente breve, que sirve para comunicarse por escrito en situaciones de la vida cotidiana.