La importancia de abrir espacios de juego para la niñez guatemalteca

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El juego [1] es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de -ser de otro modo- que en la vida corriente.

Para la niñez el juego es su manera de vivir, de aprender, de experimenta r, de ensayar y de adaptarse a los difíciles patrones de su cultura. El juego y el juguete para la niñez son tan importantes, como el trabajo, el carro o la casa en el adulto. Practicar una actividad lúdica o de juego, provoca en el ser humano sin importar la edad placer, emoción, se convierte en un refugio, un espacio privado, libre, propio y satisfactorio. Los momentos de juego nos alejan y protegen de la rutina, del estrés o de una experiencia desagradable. Esto ocurre porque el juego en sí mismo ofrece la posibilidad de regular las tensiones por su efecto relajante, activador y compensador y permite encausar la angustia y ansiedad en actividades placenteras, premisa de la que se deriva su valor terapéutico.

En la vida moderna llena de riesgos y prisas, la escuela se convierte en el escenario perfecto para el juego, pues está protegido y hay muchas niñas y niños con la necesidad de satisfacer su hambre de jugar. Al organizar el tiempo y el espacio la maestra y el maestro pueden aprovechar para enseñar valores, reglas, contenidos, desarrollar destrezas y habilidades. Pero sobre todo puede existir el tiempo para que la niñez juegue libremente, sin otra regla más que la aceptada y promovida por su grupo de amigos y amigas.

El juego puede y ha sido utilizado como un recurso, pero se ha olvidado muchas veces el recreo (juego) es una necesidad y un legítimo derecho de la niñez (según la convención internacional de los derechos del niño). En muchos espacios educativos se abusa de las actividades lúdicas o de un juego, porque se repiten dentro de un aula olvidando la espontaneidad o la libre participación de la niñez, que ven esas actividades tan aburridas y tradicionales como hacer planas, tomar dictados o repetir de memoria los conocimientos.

El educador interesado por proveer actividades lúdicas y de juego a su grupo, se tomará el tiempo para realizar una sencilla investigación con la niñez que se atiende para descubrir lo que le gusta a unos y otros. Al tener los datos organizados, se distribuyen a lo largo de la jornada de manera equitativa y variada logrando con ello una actividad escolar significativa, participativa y que responda a todos. Porque hay que tener cuidado con pensar que lo que me gusta a mí, es lo mejor y a partir de ello construyo las actividades, pues no necesariamente lo que es lúdico para mí será para los demás.

Los espacios de juego que se pueden organizar para la niñez tanto en ambientes escolares como comunales, requieren un interés honesto y respetuoso por parte de los educadores. Se puede encontrar la justificación de hacerlo al considerar todos los beneficios tiene para la niñez contar con espacios y ocasiones para tomar tiempo y jugar por jugar, sin que se vea como una pérdida de tiempo o como una buena manera de aprender y preparase para la vida futura. La niñez es hoy es ahora y no sólo la preparación para un exitoso hombre o mujer en el futuro, y como el juego es la actividad por excelencia de la niñez lo que nos queda es abrir y preparar los espacios para jugar.

Paras organizar los espacios de juego el recurso que es bastante funcional hacerlo desde la propuesta de Garon (1996) es el sistema ESAR siglas que representan juegos de Ejercicio, Simbólico, Armar y Regla. Esta organización se relaciona con las etapas de desarrollo propuestas por Piaget (1994) esta organización ya ha sido implementada en Guatemala en áreas rurales y urbanas con población mestiza e indígena, dando resultados positivos pues la niñez se mueve libremente en un mundo protegido y descubre, práctica y juega según el interés o la necesidad que determinado día tenga.

Al organizar según el sistema ESAR los espacios de juego y establecer las edades de los niños y niñas será importante establecer si la sesión será de juego libre o juego dirigido.

Juego libre Juego dirigido

Rol del niño y niña: Se organiza libre y espontáneamente, escogen el juego de su preferencia, establecen sus reglas y las mantienen durante el juego. Pueden cambiar de juego cuando lo deseen y dejar al grupo inicial y trasladarse a otro

Rol del niño y niña: Se organiza según la indicación del adulto. Participa en el juego que se le asigna aunque no le guste del todo, esto sirve para que conozcan la variedad de los juegos y posteriormente pueda elegirlos en el momento de juego libre. Respeta de las reglas establecidas, puede cambiar de juego cuando se le indique (respetando el nivel de interés que corresponda a la edad).

Rol del adulto: Observa al grupo vela porque la seguridad y el respeto entre el grupo se mantenga. Registra lo observado si existiera algún cambio importante en alguno. Interviene en el juego solamente si es necesario o es invitado por el niño o niña.

Rol del adulto: Observa al grupo vela porque la seguridad y el respeto entre el grupo se mantenga. Registra lo observado si existiera algún cambio importante en alguno. Interviene en el juego dando instrucciones, velando por que se respete el recorrido a seguir y promoviendo a que todas y todos participen. Juega con ellos para ejemplificar lo que se requiere en el juego.

Estos momentos pueden ir uno detrás del otro según el adulto considere lo que debe proponer a su grupo, y tratar porque siempre exista el mismo tiempo para uno que para otro. Los dos tipos de juegos servirán en el proceso educativo, y el adulto ha de respetar cuando sea libre o dirigida la actividad y tratar de mantener su rol.

Referencias[editar | editar código]

  1. Huizinga (1987)