Veo, pienso, me pregunto

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Una rutina para explorar objetos, procesos y otras cuestiones interesantes.

¿Qué ves?

¿Qué piensas?

¿Qué preguntas te surgen?

Propósito: ¿Qué tipo de pensamiento fomenta esta rutina?

Esta rutina ayuda a los y las jóvenes de Punto Crea a hacer observaciones cuidadosas e interpretaciones pensantes. Estimula la curiosidad y prepara el terreno para la indagación.

Aplicación: ¿Cuándo y dónde puede utilizarse?

Se puede utilizar en cualquier momento, cuando se busca que los participantes piensen cuidadosamente en por qué algo se ve como se ve o por qué es de cierta manera. Se puede aplicar al inicio de un reto para motivar el interés o con un objeto, sistema o tecnología que sea central al reto. También puedes utilizarla con un objeto interesante al final del reto, para instar a los y las jóvenes a continuar aplicando el nuevo conocimiento y las nuevas ideas. Puede ser valioso aplicarlo a la documentación de sus propios procesos de abordaje del reto (indagación, acciones, bocetaje, etc.) y de aprendizaje.

Inicio: ¿Cuáles son algunos puntos claves para comenzar a utilizar esta rutina?

Se les pide a los y las jóvenes que hagan observaciones de un objeto, artefacto o tópico. Luego, se les pregunta qué piensan que está sucediendo o de qué se tratan estas observaciones. La clave del primer paso es identificar la diferencia entre escribir algo tal cual es, según lo que se presenta e interpretarlo o dar una opinión sobre eso. Mientras que en el paso “Veo”, los participantes describen en medida que prestan atención cuidadosamente a los detalles, en el paso “Pienso” plantean lo que piensan que significa, para qué sirve o qué implicaciones tiene. Se les debe animar a que argumenten sus interpretaciones dando razones, basadas en lo que observaron. Finalmente, se les invita a pensar qué preguntas surgen acerca del objeto o tópico.

Esta rutina funciona mejor cuando los y las jóvenes responden utilizando los tres enunciados juntos: Por ejemplo: “Veo…, Pienso…, Me pregunto…”. Sin embargo, es posible que comiencen con un solo enunciado y sea necesario guiarlos, con una pregunta, al siguiente enunciado. Esta rutina funciona bien durante una discusión de grupo, pero en algunos casos, es bueno pedirle a los y las jóvenes que la prueben en forma individual, por escrito o mentalmente, antes de compartirla con todo el grupo. Las respuestas a esta rutina pueden documentarse para que los participantes puedan tener a la vista las observaciones, interpretaciones e inquietudes, y volver sobre ellas cuando las necesiten.