Parte II. Lectoescritura emergente

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Aproximación a una definición[editar | editar código]

Los niños se inician como lectores y escritores en los primeros años de vida, pues es cuando adquieren conocimientos, destrezas y actitudes relacionados con el lenguaje escrito que son la base para el aprendizaje de la lectoescritura. A este proceso se le llama lectoescritura emergente. Antes de ingresar a la escuela, a la educación formal, se espera que los niños ya tengan nociones acerca del lenguaje escrito.

La lectura emergente ha sido definida por varios autores como “los conocimientos, conductas y habilidades de los niños cuando aún no son alfabetizados convencionalmente. Incluyen todos sus intentos para interpretar símbolos y para comunicarse mediante ellos, independiente de que sean dibujos, garabatos o letras” [1] Los autores enfatizan en que este desarrollo abarca el período que ocurre entre el nacimiento y el acceso a la alfabetización convencional[2][3][4]

La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria sostiene que si se promueve la lectura desde edades tempranas se influye en la capacidad lectora y se estimula el desarrollo integral de los niños. Esta entidad afirma que:

  • Antes de los dos años, leer significa tener contacto con el texto impreso, comenzando a diferenciar las letras de los dibujos y los objetos. Conocen que las palabras escritas y las ilustraciones se relacionan entre sí. Luego, conforme se familiarizan con las historias narradas, empezarán a comprender que estas tienen principio, desarrollo y final.
  • A nivel cognitivo-emocional, leer les permite acercarse a otras realidades y, aunque la lectura está ligada a los sentidos (estadio sensorio-motor), transmite emociones, por medio de la voz, el tono, por ejemplo.
  • Estimular la lectura emergente le permite al niño familiarizarse con un nuevo objeto lúdico: el libro. El niño juega con este nuevo objeto, lo muerde, lo hojea, duerme con él, además de disfrutar de sus historias.
  • A partir de los dos años, los niños desarrollan el lenguaje y enriquecen su vocabulario con las experiencias que le brindan los libros.

El papel de los padres en el desarrollo de la lectoescritura emergente[editar | editar código]

El apoyo que padres y madres pueden dar a los niños en esta etapa es invaluable al facilitar y promover su interés en el lenguaje escrito. Es importante que en el hogar los niños participen en actividades y juegos alrededor del lenguaje oral, que aprendan a escuchar y tengan la oportunidad de expresarse; además de tener contacto con textos impresos y con materiales en los que puedan expresarse por medio de dibujos, garabatos, etcétera.

Según los estudios realizados por Gates[5] los niños que más aprendían sobre el lenguaje escrito eran aquellos en cuyos hogares se permitía la interacción placentera y agradable con diversos materiales impresos de diferente complejidad.

Un mecanismo valioso para estimular el desarrollo de la lectoescritura emergente es modelarles a los niños el uso de la lectoescritura en situaciones de la vida diaria. Además de crear hábitos y momentos familiares en torno a los textos escritos. Por ejemplo, cuando los adultos leen el periódico, una revista, la información en un empaque de alimentos o en una valla publicitaria o cuando escriben una nota o un mensaje, les transmiten al niño la idea de que el lenguaje escrito está en todas partes y que sirve para una variedad de propósitos.

Sugerencias para los padres analfabetas

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  1. Converse con sus hijos sobre las imágenes de los libros, revistas y periódicos. Es importante que ellos perciban sus esfuerzos por adquirir la destreza de la lectura.
  2. Proporcione el acceso a diferentes tipos de textos (libros, revistas, folletos) y materiales como lápices, crayones, hojas.
  3. Promueva que los hermanos mayores u otros familiares les lean historias a los niños pequeños.
  4. Cuénteles a sus hijos anécdotas y sucesos importantes de la familia y de la comunidad.
  5. Propicie que el niño tenga un tiempo específico y un espacio agradable para la lectura; manifieste que para usted es importante la actividad que está realizando.
  6. Deles a los niños la oportunidad de jugar, hablar y de oír cuando usted les habla. Escuche lo que tienen que decir y conteste todas las preguntas que ellos hagan.
  7. Acérquese a los docentes para que le den orientación y consejos que le ayuden a promover la lectura en el hogar.

El papel de la escuela en el desarrollo de la lectoescritura emergente[editar | editar código]

Cuando los niños ingresan a la escuela, los docentes encontrarán diferencias individuales en el desarrollo de los niños que atienden, por lo que deben utilizar diversidad de estrategias para apoyar a cada uno de acuerdo a sus intereses y necesidades. Además, los maestros deben identificar qué conocimientos y destrezas tienen los niños y tomarlos como base para construir las experiencias de aprendizaje.

Rivalland[6] y Morrow[7] enfatizan en que es necesario brindar tanto oportunidades formales como informales de aprendizaje, en las que exista una planeación que involucre a los niños en el aprendizaje del lenguaje en general y del lenguaje escrito en particular, resaltando la funcionalidad de este último y lo placenteras que pueden resultar las actividades relacionadas con él.

Con base en el desarrollo de la alfabetización y de la aseveración que el aprendizaje de la lectoescritura debe estar debidamente planeado, la Asociación Internacional de Lectura (IRA, por sus siglas en inglés) y la Asociación para la Educación de Niños Pequeños (NAEYC) (1998) recomiendan que en las aulas de preprimaria los docentes:

  • Lean periódicamente en voz alta.
  • Expongan a los estudiantes a los conceptos del lenguaje impreso.
  • Realicen juegos con el lenguaje que les permitan desarrollar la conciencia fonológica y los principios alfabéticos.
  • Promuevan la expresión de los niños en forma oral y a través de la escritura.

Elementos clave para el desarrollo de la lectoescritura emergente[editar | editar código]

Es necesario tomar en cuenta que la lectura y la escritura son procesos que implican la idea de que se trabaja con un sistema de representación y de significación que funciona alfabéticamente, y están soportados por las letras o grafías, que representan fonemas o sonidos distintos característicos de una lengua. Las letras son unidades mínimas del sistema de la lengua, ya que solas no son en sí unidades con significado. Tienen significado en la medida que se combinan con otras para formar unidades con sentido: las palabras, las oraciones y los textos. Por lo anterior, es necesario tener presente, en todas las actividades para desarrollar la memoria visual, auditiva y motora de los estudiantes, que estas son un medio y no un fin en sí mismas. El propósito primordial es que los niños den sentido a lo que leen y que la escritura sea una herramienta para comunicar ideas con claridad.

La escuela en el Nivel Preprimario tiene la oportunidad de plantearse un plan de estimulación del lenguaje que promueva su utilización, así como desarrollar destrezas necesarias para el aprendizaje de la lectoescritura. A continuación se proponen siete elementos clave para el desarrollo de la lectoescritura emergente.

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  1. Vega, L. y otros (2006). Alfabetización. Retos y perspectivas. México: UNAM. P. 15
  2. Sulzby y Tele (1991), citados en Saint Laurent, Giasson y Couture (1997).
  3. Dixon-Krauss (1996).
  4. Justice y Kaderaveck (2002).
  5. Gates (1996)
  6. Rivalland (2000)
  7. Morrow (2001)

Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Perteneciente o relativo al conocimiento. La dimensión cognitiva está formada por conceptos como construcciones o imágenes, que representan la realidad mediante clases o categorías. Está formada igualmente por un conjunto de procesos (percepción, memoria, lenguaje, pensamiento). A nivel más abstracto, también los principios, que relacionan o ligan determinados hechos o conceptos de un modo determinado.

Es un documento funcional, generalmente breve, que sirve para comunicarse por escrito en situaciones de la vida cotidiana.

Habilidad, facilidad o arte para hacer algo bien hecho.

Proceso mecánico mediante el cual se aprende a representar palabras y oraciones con la claridad necesaria para que puedan ser leídas por alguien que tenga el mismo código lingüístico. La escritura es la representación gráfica de nuestro lenguaje.

Modo de escribir o representar los sonidos, y, en especial, empleo de tal letra o tal signo gráfico para representar un sonido dado.

Incitación o excitación para iniciar o para avivar una actividad.