El origen del sombrero
Hace miles de años, los hombres eran cazadores. Se dedicaban a cazar pájaros. Los pájaros eran grandes, muy grandes; tan grandes que parecían zopilotes. Tenían garras muy fuertes.
Los pájaros se lanzaban desde el aire y podían llevar cargas muy pesadas entre sus garras. Eran tan fuertes que podían atrapar a las personas y llevárselas. Las agarraban de la cabeza y las sujetaban del pelo; en aquel tiempo, los hombres también usaban el pelo largo. Luego, se los llevaban a sus nidos y se los comían. Sí, se los co-mí-an. Huy, ¡qué miedo! Por eso, ¡Todos querían protegerse!
¿Qué hacemos?, se preguntaron. Primero optaron por ocultarse en túneles. ¡Mala idea! Allí morían de hambre porque no podían salir. Luego pensaron: Construiremos muñecos para engañar a los pájaros. Los muñecos no sirvieron de mucho. ¡Tampoco funcionó! Pasó el tiempo y ya quedaban muy pocas personas en el lugar.
En cierta ocasión, observaron que la cáscara del chilacayote tenía forma ovalada. También vieron que podía cubrir completamente la cabeza de una persona. Se les ocurrió otra idea: Usarían las cáscaras de chilacayote como cascos. ¡Qué buena idea!, dijeron. Así lo hicieron. Se sorprendieron mucho cuando vieron que los pájaros no podían agarrar la cabeza de las personas. La cáscara lisa y fuerte no los dejaba. Por eso, siempre usaban su casco de chilacayote. Años después, decidieron cambiar las cáscaras por hojas de palma. Las trenzaban hasta formar los que ahora conocemos como sombreros.
Santa Cruz del Quiché, Quiché