Protocolo de regreso a clases para docentes de centros educativos

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Presentación[editar | editar código]

Tomando en cuenta la importancia de un regreso seguro a los centros educativos, en el marco de los efectos provocados por la pandemia COVID-19, el Ministerio de Educación ha preparado un conjunto de protocolos que reúnen y desarrollan las medidas necesarias para limitar la propagación del virus y permitir el desarrollo de los procesos educativos en los diferentes sectores y niveles en el Sistema Educativo Nacional.

La implementación de los protocolos se apoya en el Sistema de Gobernanza para la Gestión de Riesgo y Desastres para la Seguridad Escolar (Acuerdo Ministerial 247-2014)[1] con la finalidad de articular procesos y esfuerzos para actuar como una red integrada en un marco común de acción en materia de seguridad, salud e higiene. Este documento presenta los lineamientos administrativos y técnicos para garantizar que el retorno seguro de los estudiantes, docentes, colaboradores y personal que labora en el centro educativo, mantenga las medidas de prevención para reducir el riesgo de esparcir la COVID-19 y para generar condiciones que favorezcan el aprendizaje.

Como parte de las líneas de acción, se desarrolla el presente protocolo para docentes de centros educativos, con el propósito de presentar los lineamientos técnicos que garanticen el retorno seguro al centro educativo. El rol del docente es fundamental debido a que debe implementar las acciones establecidas en el presente protocolo. Con su participación se debe garantizar en las aulas y áreas de uso común del centro educativo, las medidas de salud (física y psicosocial) e higiene para el retorno seguro de los estudiantes. Se debe garantizar la atención a las necesidades específicas de los niños y adolescentes con necesidades educativas especiales asociadas o no a discapacidad para que puedan ser incluidos en las medidas de protección de la salud, adaptando el presente protocolo a sus necesidades personales.

Es importante mencionar que la COVID-19 es una enfermedad nueva y que aún queda mucho por aprender acerca de la transmisibilidad y otras variables que todavía no se han estudiado a profundidad, por lo cual el protocolo está sujeto a actualizaciones constantes o el avance en pruebas de confirmación. El presente protocolo será de observancia nacional y obligatoria en el Sistema Educativo Nacional.

Estructura general[editar | editar código]

Figura 1 protocolo director.jpg

El protocolo contiene los lineamientos de prevención y respuesta ante la COVID-19 en los centros educativos, previos a la apertura, para la apertura y durante la permanencia, dirigidos a docentes. La estructura y apartados de este protocolo es el siguientes:

  1. Disposiciones generales: establece los lineamientos a realizar para el cumplimiento del presente protocolo, las secciones que contiene y los roles de los responsables de las mismas. Se menciona brevemente la modalidad para el retorno a clases presenciales.
  2. Acciones del docente y del Comité Escolar de Gestión de Riesgo: se describen las principales acciones que los docentes deberán atender y realizar previamente y a lo largo del proceso de apertura de los centros educativos y las acciones que estarán a cargo del Comité Escolar de Gestión de Riesgo como ente gestor del proceso.
  3. Generalidades de la enfermedad: aborda los principales conceptos y definiciones acerca de la enfermedad COVID-19 para darle soporte a la comprensión de la misma y poder brindar los elementos básicos sobre el virus para la adecuada socialización de la información en la comunidad educativa. También describe las acciones necesarias a realizar en materia de salud y seguridad ocupacional.
  4. Actividades de protección previo al retorno al centro educativo: son todos los procesos a llevar a cabo previo al retorno presencial a los centros educativos, especialmente el proceso general de regreso a clases, el cual involucra una serie de acciones coordinadas tanto en el centro educativo, como a nivel de Dirección, Supervisión, Dirección Departamental de Educación y a nivel central del Ministerio de Educación.
  5. Apertura del centro educativo y regreso a clases: esta etapa es llevada a cabo durante la apertura, cuando ya se han cumplido con todas las condiciones y procedimientos previos a la misma. En ella se describen las acciones y medidas que se deben tomar para el momento de ingreso al centro educativo, durante las clases presenciales, el uso de espacios comunes, limpieza, desinfección y salida de los estudiantes. También explica las acciones a llevar a cabo para realizar el monitoreo permanente de los signos y síntomas del COVID-19 con los alumnos, permitiendo tener un sistema de alerta temprana que ayude a la identificación de casos sospechosos.
  6. Ciberseguridad: se incluye un apartado específico para los cuidados y protección de los estudiantes durante el uso de redes sociales, plataformas web y el uso adecuado de la tecnología durante el proceso educativo, en caso que aplique.
  7. Roles de los actores del proceso: se explican y exponen acciones claras para el funcionamiento en general del centro educativo, así como el desarrollo de funciones que permitan un regreso a clases seguro para los docentes, padres y madres de familia, estudiantes.

Objetivo general[editar | editar código]

Establecer los lineamientos técnicos para el docente del centro educativo, en materia de salud e higiene para la continuidad del aprendizaje de forma presencial en los centros educativos, así como de la detección temprana y la ruta de atención y referencia de potenciales casos de COVID-19 al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).

Objetivos específicos[editar | editar código]

  • Explicar las generalidades de la enfermedad COVID-19 y sus formas de contagio para la sensibilización y comunicación a la comunidad educativa.
  • Especificar las medidas básicas de prevención ante la COVID-19.
  • Identificar a los estudiantes a su cargo que pertenecen a los grupos vulnerables y determinar, en conjunto con el director, acciones específicas para ellos..
  • Implementar las acciones que debe realizar el docente en las actividades de prevención.
  • Identificar, aislar y referir los casos sospechosos de estudiantes en el centro educativo.

Disposiciones generales[editar | editar código]

Figura 2 protocolo director.jpg

La reapertura de los centros educativos se basará en los lineamientos establecidos por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) con base en el Tablero de Alertas COVID-19 u otro mecanismo que se considere conveniente. El código de salud, establece que el ente rector ante la epidemia es el Ministerio de Salud:

«En caso de epidemia o riesgo socioambiental, el Ministerio de Salud, conjuntamente con las demás instituciones del Sector y otros sectores involucrados, deberán emitir las normas y procedimientos necesarios para proteger a la población»[2].

El protocolo integra acciones que se deben realizar antes y durante el retorno seguro a clases presenciales, basados en cuatro principios básicos establecidos por UNICEF para el retorno seguro y sostenible a los centros educativos: mantener a las personas sintomáticas en casa, lavado de manos, distanciamiento físico y social, disponibilidad de agua, saneamiento, higiene y ventilación[3].

Las medidas establecidas para la seguridad de los estudiantes y el personal que labora en el centro educativo deben ser adaptadas y contextualizadas al entorno, analizando la intensidad de contagio, el entorno social cultural y la capacidad de las personas para cumplir con las mismas. Estas acciones están bajo la gestión del director y el Comité Escolar de Gestión de Riesgo.

El retorno presencial debe ser un proceso voluntario en donde los padres de familia o encargados autorizan la asistencia presencial de los estudiantes al centro educativo. El modelo de entrega educativa será en la modalidad híbrida o mixta para mantener seguros a los estudiantes, docentes y personal del centro educativo.

Tomar en cuenta que las acciones establecidas en el protocolo deben ser planificadas con anticipación para evitar la improvisación, por lo que se sugiere considerarlo para la llegada oportuna del director y docentes al centro educativo previo a iniciar clases presenciales con los estudiantes.

Modelo híbrido: Se refiere a un modelo de entrega educativa que combina el aprendizaje en el aula y el aprendizaje en casa.

Acciones del docente del centro educativo[editar | editar código]

Es el responsable de implementar de forma estricta y eficaz las acciones y procedimientos que se establecen en el presente protocolo bajo la gestión del director y el Comité Escolar de Gestión de Riesgo. Debe llenar el formulario de diagnóstico de factores de riesgo para los estudiantes a su cargo (ver el anexo 2) para identificar a los grupos vulnerables que asisten al centro educativo y determinar en conjunto con el director, acciones específicas para su adecuada atención.

Además, se debe contar con el consentimiento por escrito de los padres, madres de familia o responsables de los estudiantes del centro educativo para que puedan asistir en forma presencial, en el día de la semana y horario establecido para el grado y grupo en el que fue asignado cada estudiante (ver el anexo 3).

El papel del docente ante la pandemia es fundamental, principalmente para dar continuidad al aprendizaje, pero también para formar hábitos de higiene y seguridad que reduzcan el contagio y propagación del virus, así como ser una fuente veraz de información que permita reducir los estigmas y facilitar la comprensión de los estudiantes ante la COVID-19.

Comité escolar de gestión de riesgo[editar | editar código]

Está conformado por el director y al menos dos docentes del centro educativo. Es el responsable de brindar lineamientos generales, planificar, acompañar y verificar la implementación del presente protocolo para la seguridad y resguardo de la comunidad educativa. A solicitud del director, el docente puede participar en el Comité Escolar de Gestión de Riesgo.

Nota: todas las acciones del Comité Escolar de Gestión de Riesgo están desarrolladas en el protocolo del director.
Figura 12 protocolo director.jpg

Generalidades de la enfermedad[editar | editar código]

Transmisión de COVID-19[editar | editar código]

La COVID-19 es una enfermedad respiratoria que se transmite de persona a persona por las microgotículas, es decir, pequeñas gotas que son expulsadas por una persona infectada al hablar, estornudar o toser. De allí la importancia de utilizar la mascarilla todo el tiempo sobre todo cuando estamos con otras personas[4].

Sin embargo, algunas personas que no presentan síntomas (asintomáticas) pueden esparcir el virus. También es posible que una persona se infecte con COVID-19 al tocar una superficie u objeto que tenga el virus y luego se toque la boca, la nariz o los ojos. Actualmente no se cree que esta sea la principal forma de propagación, pero aún se está aprendiendo acerca de cómo se propaga el virus. Por el momento, el riesgo de propagación de COVID-19 de animales a personas se considera bajo.

El brote inició en China y mientras los casos eran importados y el foco epidémico estaba localizado allí, la situación era calificada de epidemia. Sin embargo, en el momento en que el virus llegó a otros países y empezó a haber contagios comunitarios en más de un continente, se convirtió en pandemia.

Síntomas de COVID-19[editar | editar código]

La infección con SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, puede causar síntomas que van de leves a graves y, en algunos casos, puede ser fatal. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC), los síntomas de COVID-19 pueden aparecer entre dos o catorce días después de la exposición y estos pueden ser:

  • Fiebre (mayor a 37.5° centígrados)
  • Escalofríos
  • Tos
  • Falta de aliento o dificultad para respirar
  • Fatiga
  • Dolores musculares o corporales
  • Dolor de cabeza
  • Pérdida del gusto u olfato
  • Dolor de garganta
  • Congestión o secreción nasal
  • Náuseas o vómitos
  • Diarrea
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Grupos vulnerables ante la COVID-19[editar | editar código]

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La protección del personal docente, administrativo, colaboradores y estudiantes dependerá de la enfatización y práctica diaria de las medidas básicas de prevención de infecciones y transmisión de enfermedades incluyendo la COVID-19 que se describen en este protocolo.

Por el momento, se dispone de datos e información limitada acerca del impacto de las afecciones que las personas padecen y si estas aumentan el riesgo de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19. Son considerados como grupos de alto riesgo: «mayores de sesenta años, las mujeres embarazadas o las personas que padezcan de enfermedad pulmonar crónica, asma severa, hipertensión arterial, condiciones cardíacas severas, inmunodeficiencia, obesidad severa, diabetes, enfermedad hepática crónica o enfermedad renal crónica que requiere de diálisis. Los empleados deben reportar estas condiciones de forma voluntaria y el empleador debe abstenerse de hacer indagación más allá del reporte de estas condiciones de alto riesgo»[5].

Seguridad y salud ocupacional[editar | editar código]

Como parte del proceso de apertura del centro educativo de manera segura, se requieren establecer medidas administrativas de seguridad y salud laboral, las cuales se describen a continuación:

  • El docente debe estar informado sobre la enfermedad COVID-19 para estar atento a la aparición de fiebre, tos, dificultad para respirar u otros síntomas en los estudiantes a su cargo para reportarlos al director del centro educativo. Debe asegurarse que las fuentes de consulta son confiables.
  • En toda actividad que planifique o realice, debe respetar las medidas de distanciamiento físico establecidas según el Tablero de Alertas COVID-19 vigente.
  • Las acciones como el lavado de manos frecuente con suficiente agua y jabón (frotándolas vigorosamente aproximadamente durante 20 segundos), o alcohol en gel con un 60 % de concentración, son fundamentales para prevenir la propagación de COVID-19.
  • Se aconseja limpiar y desinfectar de manera rutinaria las superficies que se tocan con frecuencia.
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  • Se debe portar mascarillas todo el tiempo adentro y afuera del centro educativo para limitar la propagación de las secreciones respiratorias de una persona que pueda tener COVID-19. Se recomienda que el equipo docente utilice además un protector facial.
  • El docente debe tener conocimiento de la ubicación del área de aislamiento preventivo del centro educativo.
  • Mantener ventilación natural en todos los ambientes. El riesgo de contagio de COVID-19 en ambientes interiores es superior al riesgo en el exterior; por eso se debe mantener ventanas y puertas de los ambientes de trabajo abiertas.
Las actividades en el exterior son siempre preferibles, pues a mayor ventilación, menor es el riesgo de contagio.
  • Hay que considerar los niveles de exposición a través de: la intensidad, frecuencia y duración de los encuentros presenciales.
Exposiciones más frecuentes o de mayor duración pueden causar más riesgo.
  • La intensidad de la exposición puede reducirse al mínimo mediante el distanciamiento físico y el uso de mascarilla.
  • La frecuencia se minimiza reduciendo la periodicidad con la que alguien está en contacto cercano con personas distintas.
  • La duración de la exposición se puede minimizar si se pasa menos tiempo en el interior en estrecho contacto con otras personas[6].
  • No comparta objetos.

Estigma asociado a COVID-19[editar | editar código]

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El estigma consiste en discriminar, tener creencias y actitudes negativas a un grupo específico de personas, un lugar o una nación. Está asociado a la falta de conocimiento acerca de cómo se propaga la COVID-19, la necesidad de culpar a alguien, el temor a las enfermedades o a la muerte, y a los chismes que fomentan rumores y crean mitos.

Ninguna persona ni grupo de personas es más propenso a transmitir COVID-19 que otros. Las emergencias de salud pública, como esta pandemia, son momentos estresantes para las personas y las comunidades. El temor y la ansiedad con respecto a una enfermedad pueden dar lugar al estigma social. Algunos grupos de personas pueden ser estigmatizados durante la pandemia de COVID-19, tales como:

  • Personas con resultado positivo en la prueba de detección de COVID-19, que se han recuperado de la enfermedad del coronavirus o han sido dadas de alta del área de cuarentena.
  • Personal de respuesta a emergencias y profesionales de atención médica.
  • Otros trabajadores en la primera línea, como empleados de tiendas de comestibles, encargados de entregas y repartos o trabajadores agrícolas y de plantas de procesamiento de alimentos.
  • Personas con discapacidades o trastornos conductuales o del desarrollo que tengan dificultades para acatar recomendaciones.
  • Personas con afecciones crónicas que causan tos.
  • Personas que viven en entornos de concentración (viviendas grupales) o las personas sin hogar.

El estigma nos perjudica a todos ya que genera más temor y resentimiento hacia las personas, en lugar de poner el foco de atención en la enfermedad que está causando el problema. Puede hacer que las personas oculten los síntomas o enfermedades, eviten buscar atención médica de inmediato o impedir que adopten conductas saludables. Esto hace que sea aún más difícil el poder controlar la propagación del virus.

Los grupos estigmatizados también suelen ser discriminados. Esta discriminación puede manifestarse a través de:

  • rechazo o evasión por parte de otras personas;
  • negación de atención médica, educación, vivienda o empleo;
  • abuso verbal, psicológico, cibernético o violencia física.

El estigma puede afectar de manera negativa a la salud física, mental y emocional de los grupos estigmatizados y las comunidades en las que viven. Las personas estigmatizadas pueden sufrir aislamiento, depresión, ansiedad o vergüenza pública. Es importante comunicar, detectar y terminar con las conductas estigmatizadas para lograr que todas las comunidades y sus miembros estén más seguros y saludables.

Todos podemos ayudar a detener el estigma relacionado con la COVID-19 al informarnos adecuadamente y compartir la información con otras personas en la comunidad.

Los docentes pueden prevenir el estigma al:[editar | editar código]

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  • Transmitir conocimientos, de fuentes confiables, sobre la forma de propagación de la enfermedad, haciendo énfasis en que cualquiera puede contraerla.
  • Respetar la privacidad y confidencialidad de la información de quienes buscan atención médica y de quienes pueden ser parte de alguna investigación de rastreo de contactos.
  • Corregir el lenguaje negativo que puede causar el estigma al difundir información precisa acerca de cómo se propaga el virus.
  • Usar los diferentes medios de comunicación (radio, televisión, impresos, digitales y de telefonía inteligente), para promover la NO estereotipación y estigmatización de grupos de personas que han padecido COVID-19.
  • Agradecer y apoyar a los trabajadores de la salud, el personal de respuesta a emergencias y demás personas en puestos importantes que luchan en primera línea contra la COVID-19.

Actividades de protección previo al retorno al centro educativo[editar | editar código]

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Son las actividades previas que se llevan a cabo antes del retorno de los estudiantes a clases presenciales para garantizar un ambiente seguro.

Fase de concientización con la comunidad educativa[editar | editar código]

En momentos de crisis, informar no siempre es suficiente ya que, a veces, es necesario utilizar herramientas, metodologías y estrategias didácticas y pedagógicas para que la comunidad pueda comprender la situación actual que se vive generada por el nuevo coronavirus. Los docentes tienen un papel esencial para frenar la propagación de la COVID-19 realizando procesos de concientización, sensibilización y especialmente promoviendo el desarrollo de la resiliencia dentro de la comunidad educativa.

Las emociones pueden potenciar o frenar el aprendizaje en determinados momentos. La situación generada por COVID-19 tiene una alta carga emocional lo que puede provocar dificultad para que la entrega educativa tenga éxito, si no se ayuda a gestionar las emociones de los estudiantes, así como la de la comunidad educativa en general.

Algunas de las emociones que pueden surgir durante la pandemia son las siguientes:

  • Miedo, ansiedad, estrés
  • Incertidumbre, inseguridad
  • Incredulidad, escepticismo, negación
  • Enfado, irritabilidad
  • Desconexión («no va conmigo»)
  • Solidaridad, responsabilidad, deseo de ayudar y otras.

Por lo que resulta necesario definir un plan de socialización tanto de los contenidos acerca de la COVID-19 y los protocolos generados, así como para el abordaje de las emociones y sentimientos acerca de todo lo ocurrido durante la pandemia (ver el Protocolo de Apoyo Emocional y Resiliencia).

El plan definido, con enfoque pedagógico y educativo, contribuirá a ayudar a aliviar las emociones negativas y generar emociones positivas y de resiliencia (solidaridad, esperanza, confianza) que nos permitan guiar a los estudiantes a obtener aprendizajes valiosos de lo vivido.

A medida en que los alumnos y sus familias se concienticen sobre la importancia social del cumplimiento y práctica de las medidas de prevención para evitar el contagio de la COVID-19, estas se facilitarán y convertirán en parte de su rutina diaria tanto adentro del centro educativo como afuera del mismo (distanciamiento físico y social, la utilización de la mascarilla permanentemente y las prácticas de higiene, entre otras).

Es fundamental que el docente garantice la fase de concientización para obtener el éxito esperado en la práctica de las mismas de forma autónoma.

Apoyo emocional a estudiantes[editar | editar código]

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Implementar estrategias de apoyo psicosocial para estudiantes con base en los lineamientos establecidos en el Protocolo de apoyo emocional y resiliencia. En donde se priorizan:

  • Medidas de contención emocional.
  • Autoconocimiento y expresión.
  • Implementación de la resiliencia.
  • Manejo de duelo.
  • La derivación de casos especiales.

Con la aplicación de actividades se busca propiciar el bienestar emocional de los estudiantes.

Determinación del aforo[editar | editar código]

El docente debe calcular el aforo de su aula con el fin de determinar el máximo número de estudiantes que puede atender de forma simultánea sin comprometer la seguridad de quienes se encuentren en ella.

El aforo de las áreas se calcula multiplicando el ancho por el largo en metros de los ambientes. Posteriormente se divide dentro del número que establece el color de la tabla que aparece a continuación.

Tablero de Alertas COVID-19

Figura 17 protocolo director.jpg

Fuente: Con base en el Acuerdo Ministerial 233-2020 del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social[7].

Ejemplo: En un ambiente de siete metros de ancho por ocho metros de largo (7 m x 8 m=56 m2), obtenemos el área del ambiente, este lo dividimos dentro de 2.5, que corresponde a un municipio catalogado en color amarillo (56/2.5 = 22 personas), el resultado es el aforo de dicho ambiente.

Por ninguna circunstancia está permitido albergar más personas de esa cantidad.

Nota: Imagen con fines ilustrativos.

Una vez calculado el aforo de su aula debe calcular la distancia que se dejará entre cada uno de los estudiantes, ya que es diferente «saber cuántas personas caben en un aula y que además estas personas deben guardar la distancia física de 1.5 metros entre ellas dentro del lugar».

Se debe colocar un rótulo que indique el aforo máximo de personas (alumnos y docente) permitido en el aula, según el color de alerta vigente.

Organización física de ambientes seguros[editar | editar código]

  • Garantizar de forma permanente que el aula sea un espacio para llevar a cabo el proceso educativo cumpliendo con los requerimientos del presente protocolo (ventilación, espacio físico, limpieza y desinfección).
  • La ventilación en el aula es un factor esencial, esta debe ser cruzada para aumentar la renovación del aire interior con aire exterior. Para producir el flujo de aire necesario se deben abrir ventanas y puertas en lados opuestos[8].
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Figura 6 protocolo director.jpg
  • Organizar el mobiliario escolar, de acuerdo con la cantidad máxima de estudiantes considerando el espacio de distanciamiento físico de 1.5 metros entre cada uno (esto significa la distancia de un adulto con las manos extendidas lateralmente). Algunas recomendaciones son:

– Dejar un escritorio vacío de por medio entre estudiante y estudiante.

– Se recomienda que los estudiantes estén sentados de tal forma que todos miren hacia la misma dirección y ubicarlos en lugares fijos.

– Se pueden utilizar configuraciones en zig-zag para maximizar el número de estudiantes que se pueden acomodar en el aula[9].

– De preferencia organizar los escritorios en filas para evitar el contacto físico.

– En el caso de escritorios bipersonales, ubicar únicamente a un estudiante.

– En el caso de mesas para ubicar grupos de estudiantes, se recomienda considerar el tamaño de la misma para establecer el distanciamiento físico requerido. Se sugiere colocar barreras físicas entre cada uno que pueden estar hechas de plástico y cartón.

– Se recomienda que el escritorio del docente se ubique cerca de un área de ventilación (ventana o puerta) sin obstruir la salida del aula.

  • Señalar en la puerta del aula la capacidad máxima de estudiantes en la misma o en otro ambiente de aprendizaje a utilizar.
  • Informarse del área de aislamiento en caso de sospecha de contagio de COVID-19 debidamente identificada por el director y el Comité Escolar de Gestión de Riesgo.
  • Dejar en las paredes únicamente los avisos que son de utilidad y mantener una constante revisión de ellos.
  • Es importante tomar en cuenta que gritar o cantar en un espacio cerrado, mal ventilado y por mucho tiempo, genera un alto riesgo de contagio[10].
  • Contemple el clima si considera utilizar espacios abiertos como aulas temporales para impartir la clase.
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Divisiones en burbujas (cohortes)[editar | editar código]

Figura 20 protocolo director.jpg

La división en «burbujas» es un nuevo término y sirve como estrategia para limitar el contacto entre los estudiantes y el personal docente, administrativo y colaboradores como parte de los esfuerzos que el centro educativo realiza para reducir la transmisión del SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19).

Esta estrategia funciona al mantener grupos de estudiantes, del centro educativo juntos durante el transcurso de un lapso de tiempo predeterminado. Lo ideal es que los estudiantes del centro educativo asignados a una «burbuja» solo tengan proximidad física con otros miembros de la misma «burbuja».

Esta práctica ayuda a prevenir la propagación del virus al limitar hasta donde sea posible el cruce de estudiantes porque:

  • Disminuye las oportunidades de exposición o transmisión del SARS-CoV-2.
  • Reduce el contacto con superficies de uso compartido.
  • Facilita un rastreo de contactos de forma rápida y eficiente si aparece un caso positivo de COVID-19 en el centro educativo.
  • Facilita la detección y establecimiento de las medidas de cuarentena o aislamiento orientadas a una misma «burbuja» en lugar de tomar medidas drásticas para todo el centro educativo, si se produce un caso o un grupo de casos positivos.
  • El ideal es que los docentes de preprimaria y primaria sean parte de la o las burbujas del grado y sección asignada. Esta estrategia debe adaptarse a las características del centro educativo tomando como premisa limitar los contactos entre las personas.
  • Por ejemplo: lunes burbujas 1 de los grados impares (1. °, 3.° y 5.°), martes burbuja 1 de los grados pares (2.°, 4.° y 6.° ) y así el resto de la semana.
  • En los centros educativos del nivel medio se debe organizar «burbujas» con los estudiantes por días de la semana de asistencia, aunque los días de asistencia los docentes roten entre los salones de clase.
  • Por ejemplo: lunes burbujas 1 de cada grado, miércoles burbuja 2 de cada grado y viernes burbuja 3 de cada grado.
El centro educativo adoptará un enfoque híbrido o mixto, en el que algunas «burbujas» toman clases presenciales y otras toman clases a distancia dependiendo del aforo que permite las dimensiones de las aulas.

Para comprender mejor el proceso de división en burbujas, se presentan a continuación algunos ejemplos:

Ejemplo 1

Se tienen 28 estudiantes en tercero primaria y por la cantidad de metros cuadrados (en un salón de 24 metros cuadrados/2.5= 9.6) el salón solamente permite la asistencia de 10 personas.

Adicionalmente debe contemplarse 1.5 metros de distanciamiento físico entre cada uno de ellos, por lo tanto, se deben realizar tres burbujas (A, B, C); dos de ellas con 9 estudiantes y una con 10, para tener a la totalidad de los 28 estudiantes asignados a una burbuja incluyendo al docente. Grupo A: asiste lunes; Grupo B: miércoles y Grupo C: viernes.

Esto significa que los estudiantes de cada burbuja nunca deben coincidir en asistencia y contacto físico con otras burbujas, cuando asisten al centro educativo.

Figura 21 protocolo director.jpg

Ejemplo 2

Si en un salón de clases, por su amplitud, puede albergar hasta 20 estudiantes el mismo día, se recomienda dividir al grupo en dos burbujas, de 10 estudiantes cada una.

Esto implica que, dentro del salón de clases, los estudiantes de la burbuja 1, no realizarán actividades en contacto con los de la burbuja 2. Saldrán al recreo en distinto horario, utilizarán los baños en distinto momento y hasta podrían tener horarios y actividades distintas. Según logre el docente articular la planificación.

Figura 22 protocolo director.jpg

Limpieza y desinfección de aula[editar | editar código]

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El Comité Escolar de Gestión de Riesgo da a conocer las indicaciones sobre la utilización adecuada de los insumos de limpieza y desinfección indicados en el presente protocolo (ver el anexo 4).

  • Eliminar de las aulas todo material que sea de difícil desinfección (carteles, plantas decorativas y cajas, entre otros).
  • En el caso de contar con material manipulativo como trozos, pelotas, tapitas, entre otros, desinfectarlos después de ser utilizados.
  • Se recomienda el uso de guantes protectores para realizar la limpieza y desinfección de las aulas.
  • Manejar adecuadamente los insumos de limpieza y desinfección de acuerdo con sus características para evitar el traslado de contaminación, intoxicación, ingesta accidental, entre otros.
  • Almacenar los insumos de limpieza y desinfección en un espacio seguro y fuera del alcance de los estudiantes u otra persona ajena a estas actividades.
  • Priorizar áreas de desinfección de acuerdo con afluencia y frecuencia de uso, así como riesgo de contagio.
  • La limpieza de cualquier lugar o superficie no se debe realizar a través de métodos secos debido a que aumenta la dispersión de polvo y partículas portadoras de gérmenes en el medio ambiente.

• Evitar la utilización de los mismos implementos (trapos o paños) para limpiar distintas áreas y de esa manera impedir la contaminación cruzada.

• La limpieza de las superficies se debe realizar en una sola dirección (de arriba abajo o de lado a lado sin retroceder).

• Es necesario que los deshechos (basura) se eliminen frecuentemente y se depositen en el área asignada antes de finalizar la jornada.

• Al realizar la limpieza del aula, es recomendable que se utilice otra ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y que luego pueda ser colocada en una bolsa plástica para ser lavada en casa.

• Luego de la utilización de productos para la desinfección, debe lavarse las manos.

No se permite que los estudiantes realicen la limpieza y desinfección del aula.

Utilización de cloro para desinfectar[editar | editar código]

El cloro es un producto económico y accesible para la desinfección de superficies y objetos en el centro educativo. Su nombre científico es hipoclorito de sodio. Para garantizar su buen uso es necesario identificar la concentración del cloro que se utilizará. Se debe usar cloro comercial de 3 al 5 % de concentración. Su otro nombre científico es hipoclorito de sodio.

La preparación de la solución desinfectante con cloro y agua debe hacerse con las cantidades recomendadas; no debe llevar mucho cloro porque es tóxico, ni debe ser muy poco porque pierde su efecto de desinfección. Lo ideal es tener una disolución al 0.5 %, como se muestra en el anexo 4.

Equipo de protección personal (EPP)[editar | editar código]

Para el estudiante

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  • Los estudiantes de todos los niveles deben utilizar permanentemente y de forma correcta la mascarilla asegurándose de cubrir por completo la boca y nariz. Excepto en el momento de comer o mientras realizan educación física/deporte si estas se realizan al aire libre y con un distanciamiento de 2.5 metros entre estudiantes.
  • La mascarilla a utilizar puede ser de tela.
  • La niñez de 2 años o menos no debe utilizar mascarilla. En este caso el sistema de burbujas debe ser completamente cerrado, el docente y quienes tienen contacto con los estudiantes deben utilizar todo el tiempo el equipo de protección y no pueden atender otro grupo de estudiantes.

Para el docente

Notas[editar | editar código]

  1. Acuerdo Ministerial 247-2014 [Ministerio de Educación]. Sistema de Gobernanza en la Gestión de Riesgo y Desastres para la Seguridad Escolar. 23 de enero de 2014.
  2. Decreto 90-97, Código de Salud. [Congreso de la República de Guatemala]. Artículo 58 sobre la vigilancia de la salud. 3 de noviembre de 1997.
  3. Foro virtual Mejorar la calidad de la educación del Ciclo Básico y regreso a clases 2021. Guía para el regreso seguro al centro educativo: Lecciones aprendidas desde España, Italia, Argentina, Colombia y Vietnam Dr. Antonio Quispe.
  4. Figueras, A. (4 de abril de 2020). Coronavirus (CoVid19): Uso de mascarillas faciales de tela para ayudar a retrasar la propagación de COVID-19. Tutoriales. Madrimasd. https://www.madrimasd.org/blogs/ciencia_marina/2020/04/04/135644.
  5. Acuerdo Ministerial 146-2020 [Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social]. Estrategia nacional de control de la epidemia de SARSCoV-2 y bases para la desescalada de las medidas de reapertura condicionada del confinamiento. Capítulo IV, artículo 12, inciso 2. 02 de junio de 2020.
  6. Jones, E., Young, A., Clevenger, K., Salimifard, P., Wu, E., Lahaie Luna, M., Lahvis, M., Lang, J., Bliss, M., Azimi, P., Cedeno-Laurent, J., Wilson, C. y, Allen, J. (2020) Healthy Schools: Risk Reduction Strategies for Reopening Schools. Harvard T.H. Chan School of Public Health Healthy Buildings program. https://schools.forhealth.org/wp-content/uploads/sites/19/2020/08/Harvard-Healthy-Buildings-Program-Schools-For-Health-Reopening-Covid19-ugust2020.pdf
  7. Acuerdo Ministerial 233-2020 [Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social]. Aprobar la norma de reapertura segura de las instituciones de educación superior y centros de capacitación técnica durante la epidemia de SARS-CoV-2 (COVID-19). 30 de septiembre de 2020.
  8. Minguillón, M., Querol, X., Felisi, J., y Garrido. T. (2020). Guía para ventilación en aulas. Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, IDAEA-CSIC Mesura https://www.csic.es/sites/default/files/guia_para_ventilacion_en_aulas_csic-mesura.pdf.
  9. Jones, E., Young, A., Clevenger, K., Salimifard, P., Wu, E., Lahaie Luna, M., Lahvis, M., Lang, J., Bliss, M., Azimi, P., Cedeno-Laurent, J., Wilson, C. y, Allen, J. (2020) Healthy Schools: Risk Reduction Strategies for Reopening Schools. Harvard T.H. Chan School of Public Health Healthy Buildings program. https://schools.forhealth.org/wp-content/uploads/sites/19/2020/08/Harvard-Healthy-Buildings- Program-Schools-For-Health-Reopening-Covid19-August2020.pdf
  10. El país (2020). Un salón, un bar y una clase: así contagia el coronavirus en el aire. https://elpais.com/ciencia/2020-10-24/un-salon-unbar-y-una-clase-asi-contagia-el-coronavirus-en-el-aire.html

Fase de desarrollo o puesta en práctica de un currículum o programa educativo. Comprende el conjunto de procesos encaminados a adaptar el plan innovador. Puede ser juzgada en función de su “fidelidad” al diseño oficial o, por el contrario, por la adaptación propia que se hace a los contextos específicos.

Documento por medio del cual el Despacho Superior del Ministerio resuelve o acuerda la resolución de un asunto. Es firmado y autorizado por el Ministro (a) y refrendado por un Viceministro (a).

Las “promesas” que los miembros de un equipo hacen uno al otro sobre su comportamiento.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Identificación de una enfermedad a partir de sus síntomas. También: acción y efecto de recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa naturaleza.

Un grupo de personas que trabajan hacia una meta común para el cual todos son mutuamente responsables.

1. Seleccionar excluyendo. 2. Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, etc.

(En fonología) Destrezas fonológica que consiste en distinguir los distintos “sonidos” o fonemas.

Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.

Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.