Apoyemos a la víctima

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Cuando se ha identificado un niño o niña como víctima de acoso escolar, es necesario intervenir directamente y determinar una red de apoyo a la cual pueda acudir cuando sea necesario.

En general, los estudiantes que son víctimas de acoso escolar se perciben a sí mismos como más débiles, tanto física como emocionalmente, que los niños o niñas que los agreden. Se culpan de las agresiones y creen que los adultos no serán capaces de ayudarlos.

Hablemos con el niño o la niña

Establezcamos claramente con el niño y la niña que él o ella no tienen la culpa de ser agredidos y no merecen ser tratados de esa forma. Es necesario reforzar su sentido de seguridad dentro del aula y del centro educativo.

Establezcamos un lugar seguro

Identifiquemos un lugar donde se sientan seguros dentro de la escuela, donde puedan acudir en situaciones de acoso escolar. Este puede ser la oficina de dirección o un lugar específico dentro del patio de juego en donde haya supervisión constante, por ejemplo.

Garanticemos una red de apoyo

Es importante que los niños y niñas puedan identificar una persona, dentro de su entorno próximo, con la que se sientan cómodos para hablar de la situación por la que están pasando. Puede ser un familiar, un docente o una amiga o amigo. Es importante que sepa que cuenta con el apoyo de otras personas y pueda expresar sus temores y sentimientos.

Contribuyamos a reforzar su autoestima

Ayudemos a identificar sus habilidades y aspectos positivos. Los niños y las niñas que han sufrido estos abusos, tienen un pobre concepto de sí mismos y tienen dificultad para valorar sus logros y capacidades.

Establezcamos con el niño o la niña nuevas responsabilidades dentro del aula y promovamos espacios para que experimenten sensaciones de logro.

Promovamos la amistad con otros niños y niñas

Identifiquemos algunos niños y niñas dentro de su clase que puedan llevarse bien con él o ella. Los estudiantes que son blanco del acoso escolar tienden a mantenerse aislados y tener pocos amigos y esto los hace más vulnerables.

Es posible que además sea necesario que enseñemos algunas habilidades sociales, como por ejemplo hacer contacto visual, encontrar cosas en común con otros niños, sonreír y aprender a bromear, entre otras.

Es importante que la niña o niño reciba atención psicológica y emocional para ayudarle a profundizar en lo que sucede. En muchos casos también son víctimas de violencia o maltrato dentro de sus familias, por lo que la atención deberá ser integral.

Fomentemos la respuesta gradual ante quien lo agredió

Gradualmente, al fortalecerse la autoconfianza del niño o niña podrá aprender a poner límites, parar una situación cuando le moleste y poder decir que no cuando le piden que haga cosas que no quiere.

Ayudemos al niño o niña a decidir:

  • En qué momentos es seguro responder al niño o niña que agrede.
  • En qué situaciones es mejor ignorarlo e irse del lugar.

Fomentemos respuestas no violentas, pues sólo empeoran la situación y practiquemos frases que puedan decir.

Valoración, respeto y seguridad que cada persona tiene sobre sí misma, se construye y fortalece por medio de mensajes positivos de cariño y aceptación.