La rutina de la vida familiar
Resultados de la investigación[editar | editar código]
Los estudios revelan que la rutina de la vida familiar, las interacciones cotidianas entre padres e hijos, los tipos de aficiones y las actividades recreativas de la familia influyen en la preparación de los niños para el aprendizaje escolar. Cuando los niños de familias de bajos ingresos hacen cosas con sus padres los fines de semana, cenan en familia y se dedican a las aficiones familiares, compensan algunas de las desventajas de la pobreza y mejoran el rendimiento escolar.
La forma en que se usa el tiempo es una consideración importante en los hogares de estudiantes de alto rendimiento. Mientras que los padres animan la independencia de sus hijos, lo hacen con la vista puesta constantemente sobre el éxito con que sus hijos manejan su libertad. Elogian la productividad y el logro. Ellos desafían a sus hijos a usar el tiempo sabiamente. Los niños en estos hogares están acostumbrados a calendarios, horarios, listas de comestibles, listas de tareas, tareas domésticas, lectura, estudio y juegos de desafío mental. Un estudio encontró que los estudiantes de alto rendimiento pasan unas veinte horas por semana fuera de la escuela en actividades de aprendizaje constructivo, a menudo con el apoyo, la orientación o la participación de sus padres. Estas actividades pueden incluir tareas, práctica musical, lectura, escritura, visitas a museos y actividades de aprendizaje patrocinadas por organizaciones juveniles.
Aplicación[editar | editar código]
Cuando la familia dedica un tiempo aparte cada día para que los niños estudien, en lugar de pedirles a los niños que estudien sólo cuando los docentes les piden que lo hagan, los niños aprenden que el estudio es valorado por la familia. El estudio y el aprendizaje se convierten en una parte natural de la vida familiar. Los niños hacen todo lo posible cuando operan dentro de los límites de la rutina establecida de la familia. Algunas actividades son hitos diarios: definen el flujo de tiempo y permiten que los niños asistan a actividades de alta prioridad, como estudiar, leer y hablar con los miembros de la familia. Comer comidas aproximadamente a la misma hora cada día, ir a la cama aproximadamente al mismo tiempo, y estudiar y leer aproximadamente al mismo tiempo establecerá un ritmo productivo y saludable para la vida de los niños. Los niños también necesitan un lugar predeciblemente tranquilo y bien iluminado para estudiar y leer. Se benefician del interés familiar en aficiones, juegos y otras actividades que ejercitan la mente y comprometen al niño en la interacción con otras personas. Una rutina diaria que incluye un tiempo para estudiar y leer, un ambiente hogareño que proporciona un lugar tranquilo para estudiar y actividades familiares que incluyen juegos y aficiones que involucran a las mentes de los niños y proporcionan interacción con otros miembros de la familia son características de un hogar en que los niños se preparan por los hábitos y los valores para aprender en la escuela.
Referencias[editar | editar código]
- Benson, C.S.; Buckley, S.; Medrich, E. 1980. Families as educators: time use contributions to school achievement. In: Guthrie, J., ed. School finance policy in the 1980’s: a decade of conflict. Cambridge, Ballinger.
- Clark, R.M. 1983. Family life and school achievement: why poor black children succeed or fail. Chicago, University of Chicago Press.
- Clark, R.M. 1990. Why disadvantaged students succeed: what happens out- side school is critical. Public welfare (Washington, DC), Spring, p. 17–23.
Proceso mecánico mediante el cual se aprende a representar palabras y oraciones con la claridad necesaria para que puedan ser leídas por alguien que tenga el mismo código lingüístico. La escritura es la representación gráfica de nuestro lenguaje.
Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.