Tema 1. Centros educativos que propician el desarrollo juvenil

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Inicio[editar | editar código]

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Indicadores de logro

  1. Conoce y entiende las áreas de desarrollo académico, social, emocional, físico y ético de los adolescentes.
  2. Identifica los niveles de riesgo de deserción, al monitorear a los estudiantes.

1. Reflexione acerca de las formas en que puede apoyar a los adolescentes para que se desarrollen positivamente.

Desarrollo[editar | editar código]

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Nuevos aprendizajes[editar | editar código]

Este modelo se enfoca en reestructurar el rol principal de los centros educativos en el desarrollo saludable de los estudiantes a partir de un enfoque equitativo en las áreas de desarrollo académico, social, moral/ético, emocional y físico.

Por tal razón, se debe impulsar y dar seguimiento a:

1. Monitorear a los estudiantes, identificando los diversos niveles de riesgo de deserción e implementar estrategias oportunas y apropiadas para la permanencia y finalización de sus estudios.
2. Integrar esfuerzos entre los miembros de la comunidad educativa y el entorno escolar, en función del desarrollo y aprendizaje de los estudiantes.
3. Dialogar con los docentes de las diferentes asignaturas, grado o nivel, sobre las causas o factores de riesgo que presentan los estudiantes según su entorno.
4. Involucrar a los padres y las madres de familia en la identificación de estrategias para garantizar el éxito estudiantil de sus hijos y para prepararlos a continuar estudiando en el siguiente nivel escolar.
5. Brindar oportunidad a los estudiantes para proponer soluciones adecuadas y efectivas.

Entendimiento del desarrollo adolescente[editar | editar código]

Para crear escuelas o aulas efectivas es importante entender el desarrollo del adolescente, ya que los cambios significativos que experimentan los jóvenes durante los años de la adolescencia abarcan cinco áreas: física, cognitiva, social, emocional y moral/ética [1].

Al preparar a los estudiantes en las cinco áreas de desarrollo, las escuelas y los programas juveniles pueden garantizar mejor que los jóvenes desarrollen los hábitos, las habilidades[2] y las características [3] necesarias para prosperar.

Características de desarrollo físico[editar | editar código]

La adolescencia es una época de rápido crecimiento físico; sin embargo, las personas maduran a un ritmo variable y, por lo tanto, un adolescente determinado experimentará un crecimiento físico irregular [4]. Esto puede hacer que los jóvenes se sientan incómodos y descoordinados en su propio cuerpo mientras que se acostumbran a los cambios que ocurren.

Los principales cambios en el desarrollo físico, según la Asociación Americana de Psicología, se pueden resumir de la siguiente manera:

Desarrollo físico
Adolescencia temprana
(10-14 años)
Desarrollo físico
Adolescencia media y tardía
(15-19 años)
  • Crecimiento irregular y variable.
  • Se produce la maduración sexual.
  • Las niñas a menudo maduran antes que los niños.
  • El cartílago en ciertas áreas esqueléticas, ejemplo: el coxis, se endurece.
  • Crecimiento desigual de los músculos óseos y cambios desproporcionados en el peso y el desarrollo muscular.
  • Altos niveles de energía se alternan con fatiga.
  • Desequilibrios/oscilaciones químicas y hormonales.
  • Apetito voraz y sed (necesitan agua).
  • Las niñas alcanzan el desarrollo físico completo.
  • Los niños están cerca del desarrollo físico completo.
  • Los niños tienen vello facial y su voz es más grave.
  • Los hábitos alimenticios pueden volverse esporádicos y poco saludables (omitir comidas, comer a altas horas de la noche, malas elecciones de alimentos).
  • La apariencia física se vuelve importante.
  • La falta de ejercicio y una dieta deficiente pueden llevar al sobrepeso.

Implicaciones para los programas escolares y el desarrollo de políticas.

Nivel del sistema

Los educadores, los trabajadores juveniles y los consejeros deben asegurarse de que los jóvenes tengan múltiples oportunidades para aprender que los cambios que están experimentando son naturales y comunes (Caskey y Anfara, 2007). Los planes de estudio de salud, biología y/o asesoramiento pueden proporcionar información precisa sobre los cambios del desarrollo humano y, específicamente, los que ocurren en la pubertad.

El día escolar también debe tener en cuenta el desarrollo físico de los adolescentes. Es oportuno que el estudiante tenga acceso a agua y alimentos nutritivos y que el horario permita oportunidades para la actividad física, así como períodos de descanso (Atkinson y Sturges, 2003). Además de un variado plan de estudios de educación física. Muchos sistemas escolares están diseñando programas de día extendido que incorporan atletismo, danza y otras actividades físicas antes y después del día académico.

Nivel escolar

Se debe planificar una variedad de experiencias táctiles y físicas para ayudar a los estudiantes a canalizar energía, liberar el estrés y desarrollar un mayor enfoque. Esto podría incluir actividades tan diversas como bellas artes, danza, música, educación física, días de campo, construcción de modelos, participación en simulacros y uso de juegos manipulativos y de aprendizaje.

Nivel del aula

Los maestros deben brindar a los adolescentes tiempo para estirarse, ir al baño, tomar una refacción, levantarse y moverse. Idealmente, deberían variar los métodos de enseñanza y favorecer la actividad física y el movimiento dentro del período de clase [4]. Las experiencias prácticas basadas en proyectos, el aprendizaje activo, el trabajo en grupo y los juegos de roles deben incluirse, ya que contribuyen a satisfacer las necesidades de los adolescentes.

Los docentes deben respetar y comprender los cambios físicos por los que atraviesan los jóvenes [4]. Es importante que los adultos alienten a los adolescentes a hablar sobre sus sentimientos y temores con respecto de los cambios físicos en sus cuerpos y que escuchen lo que tienen que decir [5]

Características del desarrollo intelectual y cognitivo[editar | editar código]

El cerebro de los adolescentes experimenta una fase igualmente significativa de cambio y maduración como lo hace el cuerpo del adolescente. Esto da como resultado un aumento en la capacidad de los jóvenes para comprender y pensar, razonar y dar sentido al mundo que los rodea.

Sus habilidades intelectuales cada vez más complejas se caracterizan por la transición del pensamiento concreto al abstracto, lo que permite a los adolescentes pensar de manera crítica y abstracta, así como ver el mundo en sus diferentes tonos de gris.

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Los cambios en el desarrollo intelectual de los adolescentes se pueden resumir según la Asociación Americana de Psicología de la siguiente manera:

Desarrollo intelectual
Adolescencia temprana
(10-14 años)
Desarrollo intelectual
Adolescencia media y tardía
(15-19 años)
  • Comienza la capacidad de pensamiento abstracto.
  • Se vuelven más importantes una amplia gama de habilidades e intereses intelectuales.
  • Se muestran muy curiosos (muchos intereses poco sostenidos en el tiempo).
  • Se concentran en el ahora, no en el más tarde.
  • Manifiestan una imaginación vívida.
  • Les gusta el aprendizaje práctico y social.
  • Necesitan ejemplos sólidos y modelos de desempeño esperado.
  • Se relacionan con problemas y situaciones de la vida real.
  • Argumentan para aclarar su propio pensamiento y convencer a los demás.
  • Olvidan fácilmente y se distraen con facilidad.
  • Buscan hacer conexiones.
  • Pueden surgir conductas de riesgo.
  • Capacidad de pensamiento abstracto, crítico y metacognitivo.
  • Pueden ser críticos y argumentativos.
  • Se da más importancia a las metas y ambiciones de la vida.
  • Pueden establecer objetivos y seguir adelante.
  • Hábitos de trabajo más disciplinados y habilidades de estudio.
  • Mejora de la capacidad de planificación y organización.
  • Pueden comprender múltiples perspectivas.
  • Comienzan a autorregularse y a asumir la responsabilidad.
  • Pueden surgir comportamientos de toma de riesgos.

Implicaciones para los programas escolares y el desarrollo de políticas.

Nivel del sistema

Dado que uno de los cambios cognitivos más significativos de la adolescencia es el movimiento del pensamiento concreto al abstracto, el programa escolar y el plan de estudios deberían apoyar este proceso. El plan de estudios debe ser riguroso; el trabajo duro desafía, involucra y ayuda a los adolescentes a desarrollar sus habilidades de función ejecutiva.

Nivel escolar

Un enfoque a nivel escolar que permita el desarrollo y compromiso de los estudiantes con el aprendizaje, la participación en la escuela, la asistencia y la conducta positiva en clase. Por el contrario, “los entornos escolares emocionalmente estresantes son contraproducentes porque pueden reducir la capacidad de los estudiantes para aprender. La autoestima y la sensación de control sobre el entorno son importantes para nivelar el estrés” [6].

Cuando los estudiantes tienen confianza y se sienten seguros y valorados, el aprendizaje florece. Además, los adolescentes aprenden mejor cuando el trabajo se siente relevante fuera de la escuela, por lo que el plan de estudios y la instrucción deben involucrar a los estudiantes en un trabajo real basado en la disciplina, como expertos en el campo (los estudiantes aprenden sobre las herramientas y procesos que los historiadores, matemáticos aplicados, reporteros y los escritores usan para completar su trabajo).

Nivel del aula

Los adultos deben reconocer que los adolescentes se someterán a este proceso a diferentes velocidades, por lo que la instrucción debe diferenciarse para apoyar a los estudiantes en lo que respecta a la preparación e interés. “Si bien los pensadores concretos requieren experiencias de aprendizaje más estructuradas, los pensadores abstractos necesitan actividades más desafiantes”.[7] Los maestros deben diferenciar el contenido (nivel de lectura, interés, etc.), el proceso (diversos grados de rigor y esfuerzo) y el producto (la elección puede acomodar interés y habilidad).

La enseñanza deliberada del pensamiento crítico y la metacognición ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento complejas. Un aprendizaje activo y práctico les brinda experiencia y hace que el aprendizaje sea más relevante y atractivo. La práctica también puede generar audiencias reales con resultados reales. Por ejemplo, recopilar historias orales de miembros de la comunidad. Este tipo de tareas permite que los adolescentes apliquen sus conocimientos y habilidades a tareas significativas y relevantes.

El aprendizaje está intrínsecamente ligado a las emociones y esto es especialmente importante en el caso de los adolescentes, ya que sus emociones son una fuerza dominante que incide en la forma en que procesan el mundo que los rodea. El trabajo en clase que involucra los sentidos y las emociones aumenta la atención y la memoria de los jóvenes. Las prácticas educativas efectivas son las que utilizan herramientas que involucran la escucha, la vista, el tacto, el olfato y el gusto, porque desencadenan diversas interacciones sensoriales.

Cuando el aprendizaje en el aula es personalmente relevante y está conectado con sus emociones, los estudiantes están más comprometidos y tienen más éxito. Finalmente, la creación de activos y el apoyo al desarrollo de factores no cognitivos de los estudiantes ayudan a sentar las bases para el éxito académico continuo.

Características del desarrollo emocional[editar | editar código]

La búsqueda de la independencia y la formación de la identidad es uno de los componentes centrales de la experiencia de los adolescentes en la mayoría de los países. Estos jóvenes buscan establecerse como individuos singulares, mientras que al mismo tiempo anhelan la aprobación de sus compañeros y de los adultos, una contradicción que puede causar ansiedad y conflicto [7]. En esta búsqueda de identidad, los adolescentes a menudo experimentan con diferentes formas de aparecer, comportarse, hablar, etc. para descubrir su verdadero ser.

Para desarrollar una identidad fuerte, un adolescente primero debe desarrollar un autoconcepto sólido (creencias que uno tiene sobre sí mismo) y luego construir una autoestima (implica sentirse bien acerca de cómo se siente sobre el autoconcepto). Los principales cambios en el desarrollo emocional de los adolescentes según la Sociedad Americana de Psicología son:

Desarrollo emocional
Adolescencia temprana
(10-14 años)
Desarrollo emocional
Adolescencia media y tardía
(15-19 años)
  • Autoestima y autoconcepto vinculados al desarrollo físico.
  • Pueden sentirse incómodos o extraños consigo mismos y con sus cuerpos.
  • Tiempo de picos y valles emocionales.
  • Búsqueda de atención, a veces sin tomar en cuenta cómo se logra.
  • Fácilmente ofensivo (altamente sensible).
  • Creen que están solos en sus problemas y situaciones personales.
  • Erráticos e inconsistentes en el comportamiento: pueden volver al comportamiento infantil en momentos de estrés.
  • Buscan la aceptación de los compañeros.
  • Sentido de identidad más fuerte y más desarrollado.
  • Funciones más independientes.
  • Se interesan más en su propia experiencia interna y pueden usar un diario o redes sociales para documentar sus experiencias.
  • Mejor capacidad para retrasar la gratificación y el compromiso.
  • Las emociones se vuelven más uniformes.
  • Pueden pensar en ideas para explorar diferentes perspectivas.
  • Disminución de la participación de los padres.
  • Las relaciones entre pares siguen siendo importantes.
  • Mayor preocupación por el bienestar de los demás.

Implicaciones para los programas escolares y el desarrollo de políticas.

Nivel del sistema

El entorno escolar debe proporcionar oportunidades para que los jóvenes exploren quiénes son y quiénes pueden ser, tener estrategias sistémicas para desarrollar su identidad actual y futura. Es importante abordar las competencias sociales y emocionales y el bienestar emocional general.

Las estructuras organizativas importantes, para promover el desarrollo emocional pueden incluir programas de asesoramiento, pequeñas comunidades de aprendizaje, servicio comunitario, gobierno estudiantil y enfoques de instrucción que fomenten el compromiso y la propiedad de los estudiantes [7].

Desarrollar la inteligencia emocional en los adolescentes es una forma efectiva de garantizar que los jóvenes tengan los hábitos y las habilidades para negociar interacciones, construir relaciones y controlar el estrés. Es particularmente importante apoyar la inteligencia emocional a nivel del sistema a través de políticas y programas.

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La colaboración para el aprendizaje académico, social y emocional (CASEL) ha identificado cinco competencias de aprendizaje social y emocional (SEL) que son críticas para ser un buen estudiante, amigo, colega, ciudadano y trabajador [8]. Puede volver a este tema, en el documento 1 de las páginas 17 a la 19.

Según las investigaciones realizadas por Payton, [9], los sistemas escolares que fomentan el desarrollo de las habilidades SEL muestran a estudiantes con mejores habilidades sociales y emocionales, con mejores actitudes sobre ellos mismos y los demás, están más conectados con la escuela, manifiestan mejores interacciones sociales y han mejorado su rendimiento académico.

La implementación del plan de estudios SEL durante el día escolar o en programas después de clases ha dado como resultado que los adolescentes puedan reconocer y manejar sus emociones, desarrollar empatía y respeto, aprender a resolver conflictos de manera constructiva y desarrollar un espíritu cooperativo, lo que ayuda a los adolescentes a convertirse en adultos prósperos y exitosos.

Nivel escolar

Los establecimientos que promueven estos programas deben relacionar al grupo de estudiantes con miembros de la escuela en una relación de defensor y mentor, lo que garantizará que cada adolescente sea conocido por un adulto, así cuando se reúnen pueden discutir sobre sus inquietudes y problemas fuera del plan de estudios, desarrollando respeto por sí mismos y por los demás. De la misma forma, los programas de servicio comunitario y gobierno estudiantil brindan oportunidades para que los estudiantes se conviertan en participantes activos en la escuela y comunidad, sintiéndose valiosos contribuyentes.

Nivel del aula

Los enfoques de instrucción deben ayudar a garantizar que los estudiantes se sientan confiados y respetados. Se pueden hacer preguntas abiertas y no amenazantes para ayudar a involucrar a los estudiantes, hacerlos sentir seguros y ayudarlos a pensar en ideas y opciones [1]. Los estudiantes sienten que los escuchan, lo que puede promover iniciativas dirigidas por ellos mismos, elección de tareas y comentarios significativos y oportunos. En actividades curriculares, se pueden incluir actividades como lectura de ficción y no ficción sobre el desarrollo de la identidad, redacción de diarios reflexivos, escribir memorias personales, entrevistar a otros para explorar diferentes intereses y opciones de vida, ver películas sobre la mayoría de edad que muestran a un protagonista luchando por encontrarse a sí mismo.

Los maestros pueden practicar estrategias apropiadas para el desarrollo que ayuden a los adolescentes a sentirse seguros y respetados. Brindarles espacio para pensar y resolver problemas en privado o fomentar la colaboración, cooperación y tolerancia.
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Características del desarrollo social[editar | editar código]

Las relaciones entre pares y la necesidad de pertenecer a un grupo son fundamentales para el desarrollo de los adolescentes. A medida que comienzan a separarse de sus familias, los adolescentes orientan su atención hacia los amigos y buscan establecer un fuerte sentido de identificación grupal [4]. Esto no significa que los padres y la familia sean menos importantes, pero esta búsqueda de independencia es un paso de desarrollo necesario [1].

La aceptación social desencadena emociones positivas, lo que alimenta la respuesta de recompensa del cerebro adolescente, también aprenden unos de otros, se sienten cómodos al saber que otros están pasando por lo mismo.

Los principales cambios en el desarrollo social según la Sociedad Americana de Psicología se resumen de la siguiente manera:

Desarrollo social
Adolescencia temprana
(10-14 años)
Desarrollo social
Adolescencia media y tardía
(15-19 años)
  • El sentido de sí mismo está conectado a la identificación con un grupo particular.
  • Prueban límites de comportamiento aceptable.
  • Son rebeldes hacia los padres y figuras de autoridad.
  • Pueden ser agresivos y argumentativos.
  • Son fieles a los valores del grupo.
  • Necesitan afirmaciones frecuentes de amor de los adultos.
  • Se sienten confundidos y asustados por los entornos sociales.
  • Necesitan tiempos moderados para reagruparse y reflexionar sobre las experiencias diarias.
  • Alternan el deseo de regulación, dirección y deseo de independencia.
  • Las relaciones positivas entre pares aumentan los sentimientos de autoestima.
  • Se reúnen con grupos donde sienten mayor afinidad.
  • Cuanto más quieran pertenecer a un grupo, más susceptible será a la presión de grupo.
  • Comienzan a tolerar las diferencias individuales y a reemplazar la afiliación con grupo de pares.
  • Necesitan saber que son amados por sus padres y por otros adultos.
  • Deben estar seguros de que son capaces de dar y recibir afecto.

Implicaciones para los programas escolares y el desarrollo de políticas.

Nivel del sistema

Un número creciente de países está incorporando el aprendizaje cooperativo y la teoría del aprendizaje social en las políticas a nivel de sistema. Esto es importante para los adolescentes cuyo enfoque en las preocupaciones sociales y emocionales a veces puede interponerse en su compromiso académico y éxito. La “lente principal del adolescente es la interacción social: encontrar el lugar en el contexto social” [4].

Los programas juveniles deberían adoptar un enfoque de aprendizaje social.

Nivel escolar

Establecer expectativas claras para las interacciones sociales incluye estándares de comportamiento en una variedad de entornos escolares como la cafetería, el pasillo o el aula.

También incluye instrucción directa sobre el aprendizaje social y emocional para garantizar que los estudiantes desarrollen competencias en áreas tales como autoconciencia, autogestión, conciencia social, habilidades de relación y toma de decisiones responsables.

Ofrecer talleres y debates sobre interacciones sociales responsables y éticas que se centran en aspectos como el acoso escolar o “bullying”, así como en las oportunidades para que los estudiantes practiquen el liderazgo, el gobierno y la resolución de conflictos.

Nivel del aula

Los profesores pueden crear un entorno de aprendizaje que maximice la capacidad del alumno para interactuar entre sí, a través del debate, la colaboración y la retroalimentación. Fomentar un sentido de comunidad y pertenencia, planificar eventos y tomar decisiones junto con los alumnos.

Se recomienda realizar trabajos grupales, en parejas e individuales de manera equilibrada. La formación de grupos debe ser flexible, para que compartan con otros compañeros en diversas actividades, puede ser por capacidad, interés o participación social, estableciendo expectativas claras en las interacciones sociales.

Características del desarrollo moral y ético[editar | editar código]

El desarrollo moral y ético se refiere a la evolución del sentido de valores y comportamientos éticos de una persona joven[1]. Un marco moral sólido es un resultado importante del aumento de las capacidades cognitivas de los estudiantes, incluida la capacidad de pensamiento abstracto y la maduración de las capacidades de SEL. Marca la transición de un enfoque en las necesidades e intereses propios al considerar los sentimientos y derechos de los demás.

Existe interés en la justicia y equidad en las relaciones humanas y los adolescentes se sienten atraídos por explorar situaciones éticas relacionadas con cuestiones globales más amplias[7]. Según la Asociación Americana de Psicología, las características del desarrollo moral y ético son:

Características del desarrollo moral y ético
Desarrollo moral y ético
Adolescencia temprana
(10-14 años)
Desarrollo moral y ético
Adolescencia media y tardía
(15-19 años)
  • Prueban reglas y límites.
  • Son capaces de tomar decisiones basadas en principios.
  • Tienden a ser idealistas.
  • Tienen fuerte sentido de justicia.
  • Transcienden de lo egocéntrico a ser considerados con los demás.
  • Evidencia de que tienen conciencia.
  • Desarrollan su propio sistema de valores personales.
  • Comienzan a ver los problemas morales en tonos grises en lugar de blanco y negro.
  • Participan con conductas prosociales.
  • Manifiestan interés por las tradiciones sociales, culturales y familiares.
  • Enfatizar en la dignidad personal y los derechos humanos.
  • Realizan preguntas filosóficas profundas y amplias sobre la vida.
  • Muestran más comodidad ante cuestiones complejas y ambiguas de moralidad y equidad.

Implicaciones para los programas escolares y el desarrollo de políticas.

Nivel del sistema

Los sistemas escolares deben garantizar procesos que respalden el interés de los estudiantes en las reglas y la equidad. También proporcionar una estructura que les permita superar los límites y se escuchen sus voces por medio de la mediación entre pares, reuniones de clase y consejos estudiantiles. Se puede incluir un programa de valores de todo el sistema y expectativas comunes en torno del desarrollo ético [10].

Nivel escolar

Las actividades escolares deben incorporar oportunidades para que los jóvenes reflexionen y definan sus valores, motivos y su sentido de lo correcto y lo incorrecto. Las experiencias de aprendizaje pueden utilizar procesos democráticos para debatir sus puntos de vista en lugar de aceptar ideas como hechos, utilizando el debate, la discusión y ver otros puntos de vista. Se puede ayudar a los estudiantes a encontrar y reconocer las inconsistencias en sus comportamientos morales.

Nivel del aula

El desarrollo moral y ético se realiza a través de experiencias centradas en problemas complejos y reales, con actividades que permiten a los estudiantes reflexionar sobre dilemas éticos y considerar posibles respuestas para refinar sus habilidades de pensamiento crítico. Pensamiento que, a su vez, les permita tomar decisiones reflexionadas, analizadas e informadas; tanto en el instituto como en la vida cotidiana.

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Modelo de competencias[editar | editar código]

En este modelo de competencias, los expertos incluyen las características consideradas como más importantes para el desarrollo y la salud mental de los adolescentes. Las competencias fueron agrupadas en cinco grandes bloques o áreas: social, moral, cognitiva, emocional y personal.

Alrededor del núcleo de competencias relacionadas con la identidad positiva y el desarrollo personal, aparecen cuatro grupos. Estas competencias también se relacionan y potencian unas a otras, de modo que el desarrollo personal tiene que ver con las interinfluencias dinámicas que se establecen entre las habilidades y capacidades específicas incluidas en cada uno de los grupos.

A continuación, se presenta el modelo por competencias donde, según Oliva,[11], la elección de una flor para representar el modelo no es casual, ya que el concepto de florecer es clave en el modelo del desarrollo positivo. En este modelo se considera que hombres y mujeres adolescentes tienen mucha «plasticidad» y grandes potencialidades. El florecimiento representa el proceso por el que, implicado en relaciones saludables con su contexto, el adolescente se encamina hacia el desarrollo de una integridad personal ideal.

También puede decirse que cuando la persona florece comienza a contribuir de forma positiva a la sociedad en la que vive. Por lo tanto, una flor que integra las cinco áreas que definen el desarrollo positivo y que tiene la capacidad de crecer, representa una buena metáfora gráfica del modelo.

Idea tomada de: Desarrollo positivo adolescente (Oliva, et al, 2010, p.17).

Las competencias relacionadas con el desarrollo personal se sitúan en el centro del modelo. Se trata de habilidades y capacidades básicas que sirven como pilar del resto de competencias y que, a su vez, se nutren de ellas. Autoestima, autoconcepto y autoeficacia comparten categoría con habilidades relacionadas con la individualidad, el sentido de pertenencia y vinculación y la iniciativa personal.

Cierre[editar | editar código]

Ejercicios del tema[editar | editar código]

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1. Explique qué haría para favorecer un ambiente positivo y amigable para los adolescentes.

2. Escriba sus ideas acerca de cómo podría desarrollar un ambiente positivo para los estudiantes.

  • ¿Cómo se logra que un ambiente positivo sea permanente para los adolescentes?
  • Anote sus propuestas en su cuaderno.

3. Según su experiencia, ¿cuál es el modelo que más se trabaja en los establecimientos educativos?

  • Complete una tabla como esta (P.N.I.) con sus experiencias.
P (positivo) N (negativo) I (interesante)

4. Lea el siguiente caso y responda las preguntas.

  • ¿Por qué los adolescentes no confían en el director?
  • ¿Por qué prefieren acudir al profesor González?
  • ¿Qué opina de la actitud del director?
  • ¿Cree que el profesor González promueve el desarrollo positivo de los estudiantes?

5. Indique cuál es la importancia del modelo de competencias para un programa de desarrollo positivo juvenil.

Referencias[editar | editar código]

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 Asociación Americana de Piscología, 2002.
  2. Scales y Leffert, 2004.
  3. Lerner, 2006
  4. 4,0 4,1 4,2 4,3 4,4 Atkinson y Sturges, 2003.
  5. McNeely & Blanchard, 2009.
  6. Sylwester, 1994.
  7. 7,0 7,1 7,2 7,3 Caskey y Anfara, 2007.
  8. CASEL, 2014; Weissberg, Durlak, et. Al., 2008; Haggerty, Elgin y Woolley, 2011.
  9. et al. (2008)
  10. Scales, 2003.
  11. et al, (2010)

Crecimiento o aumento en el orden físico, intelectual o moral.

Perteneciente o relativo al conocimiento. La dimensión cognitiva está formada por conceptos como construcciones o imágenes, que representan la realidad mediante clases o categorías. Está formada igualmente por un conjunto de procesos (percepción, memoria, lenguaje, pensamiento). A nivel más abstracto, también los principios, que relacionan o ligan determinados hechos o conceptos de un modo determinado.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Las competencias tienen una dimensión metacognitiva. No se limitan a actuar con pertinencia en una situación particular, sino en comprender y tomar conciencia de lo que hace eficaz la acción, un saber reflexivo sobre la acción. De lo contrario no habría propiamente aprendizaje transferible.

Indicadores de éxito de un plan escrito en forma específica.

Valoración, respeto y seguridad que cada persona tiene sobre sí misma, se construye y fortalece por medio de mensajes positivos de cariño y aceptación.

Capacidad o destreza para hacer algo bien o con facilidad.

Fase de desarrollo o puesta en práctica de un currículum o programa educativo. Comprende el conjunto de procesos encaminados a adaptar el plan innovador. Puede ser juzgada en función de su “fidelidad” al diseño oficial o, por el contrario, por la adaptación propia que se hace a los contextos específicos.

Persona con más experiencia que otra y que comparte sus experiencias con otra persona de menor experiencia.

Dar el apoyo necesario para que una persona o personas con menos oportunidades puedan estar a la par con los demás. Un sistema educativo es equitativo cuando trata a todos los alumnos como iguales, favoreciendo especialmente a los más desfavorecidos, como defiende Rawls, en una redistribución proporcional a las necesidades. Todos los alumnos deben tener garantizado el “currículum básico” indispensable al término de la escolaridad obligatoria, es decir, aquel conjunto de saberes y competencias que posibilitan la participación activa en la vida.

Capacidad o disposición que ha desarrollado una persona para afrontar y dar solución a problemas de la vida cotidiana y a generar nuevos conocimientos. Es la capacidad para actuar de manera pertinente ante una situación compleja, movilizando de manera integrada los recursos necesarios para resolverla de modo adecuado.Tiene una doble dimensión: a) posesión de un conjunto de recursos o capacidades (cognitivos, de procedimientos y de actitudes), y b) capacidad para movilizarlos en una situación de acción.

Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.